jueves, 18 de julio de 2019

ENTRE SUEÑOS Y CALAMIDADES: 1803-1922


ENTRE SUEÑOS Y CALAMIDADES: 1803-1922
Plaza Bolívar año desconocido

I

   A finales del siglo XVIII, como hemos dicho en páginas anteriores, es creada la Capitanía General de Venezuela (1777), y esto suponía la unificación en lo administrativo, político y militar, dando paso a la unificación eclesiástica con la creación de las diócesis de Mérida (1778) y Guayana (1790), las cuales, al ser elevada Caracas a Arquidiócesis, el 27 de noviembre de 1803, pasan a ser sufragáneas. Fue un hecho trascendental en la unificación religiosa de la Provincia de Venezuela. En 1810 la Arquidiócesis de Caracas contaba con 347 sacerdotes y 200 religiosos repartidos entre los tres conventos de dicha ciudad, los de Valencia, Carora y Guanare. En el largo período de la Independencia, solo en 1819 el número de sacerdotes había descendido a 110. El seminario de Caracas fue cerrado en 1814 cuando los seminaristas fueron a combatir en la batalla de La Victoria.

     Esta es la situación que encontró el Arzobispo de Caracas, Mons. Narciso Coll y Prat[1]. Su pontificado será como una barca con muchos oleajes ante las pasiones entre los bandos realistas y patriotas, quienes en nombre de los ideales de libertad e igualdad transgredieron los derechos elementales de los vencidos, en nombre del Derecho de Conquista. En este torbellino de pasiones causó gran dolor al Arzobispo al ver a sus sacerdotes tomar bando y abandonar su misión.

     El Arzobispo Coll y Prat llega a La Guaira el 15 de julio de 1810, y se encuentra con la Junta Patriótica, “que se decía conservadora de los derechos del Rey Fernando VII”. El Arzobispo permaneció 15 días en el puerto de La Guaira. La Junta rechazó al Provisor y al Secretario que lo acompañaba, y a pesar de los oficios enviados al Cabildo ante la Junta el 19 de julio, debió presentar personalmente la decisión de jurar obediencia al nuevo orden establecido, y así poder llegar a Caracas, hasta tomar posesión de la sede episcopal el 31 de julio. Estamos ante la presencia de un hombre formado en las ideas tradicionales y en las nuevas que presagiaban el cambio de la historia.

     Este arzobispo va ser testigo, durante los seis años y medio frente a la Arquidiócesis, de los acontecimientos de la proclamación de la Independencia (1811), del asolador terremoto de 1812, asistirá a la agonía de la Primera República y la penosa política del soberbio Monteverde, y al renacimiento de la República, con la entrada de Simón Bolívar a Caracas como Libertador. Ante la proclama de la Guerra a Muerte, intentará suavizar los ánimos de uno y otro bando. Todo esto le valió para ser acusado de traidor. 

     Para comprender la posición del arzobispo Narciso Coll y Prat, debemos meternos en el acontecer histórico. Había mucha lluvia de ideas y muy complejas acerca de la independencia de los pueblos, la liberación de las clases oprimidas, y sedientas de igualdad y libertad, que ya habían aflorado en las manifestaciones: entre los “blancos de orilla” (españoles y canarios llegados a la hora nona) y los “blancos Criollos” (los Mantuanos) dueños del poder económico.

     La conquista por parte de los Criollos de Orilla y Pardos de la Cédula Real “Gracias al Sacar” (1798), por la cual podían aspirar a títulos de nobleza, hasta el presente reservados a los mantuanos de limpia sangre; las revueltas sociales protagonizadas por los esclavos contra los dueños de las plantaciones de cacao, café, caña. Como la rebelión del zambo libre José Leonardo Chirino, en Coro en 1795, que se valió del nombre del negro José Caridad González para ganar adeptos.

     Las ideas de la Revolución Francesa de libertad, igualdad y fraternidad, fueron acogidas por los primeros propulsores de la revolución, Picornell, prisionero español en el Puerto de La Guiara, presenta los primeros esquemas de una constitución, copiada de la francesa, a los cabecillas de los primeros intentos de Independencia: Gual y España (1797), y la de Francisco Miranda (1806), cuyo movimiento fue abortado por los mismos mantuanos. 

       ¿Cuál fue la interpretación que le dio el Arzobispo Coll y Prat a los hechos acontecidos del 19 de abril? A pesar que Mons. Coll y Prat no haya sido testigo presencial de los sucesos del 19 de abril, su versión nos aproxima a una opinión autorizada, tal como figura en sus memoriales de su puño y letra del año 1818. Y como explica el académico Manuel Pérez Villa, en su introducción a “Memoriales sobre la Independencia de Venezuela”, que los hechos narrados son veraces, aunque sean expuestos en defensa de su inocencia ante el Rey.

     Lo primero que llega a informar a la Corona, en sus memoriales, es que: “la revolución del diez y nueve de Abril, según lo que se me informó y después he confirmado, fue obra de pocos y aquel lamentable acontecimiento vino sin plan fijo, ni sistema determinado”. Estos pocos son los mantuanos caraqueños, los defensores del principio de la desigualdad, que, a pesar de muchos ideales, mantenían el estamento social. Su abierto rechazo a la revolución de Gual y España, y su reacción contraria a la aventura libertaria de Miranda, mantuvieron su incuestionable fidelidad a la monarquía. He aquí que son expresiones de mantener inalterable el Antiguo Régimen.

    Todo parece indicar que el 19 de abril de 1810 no fue una revolución de las clases oprimidas con el fin de modificar la hegemonía de los blancos criollos (mantuanos), tampoco se buscó una ruptura con España. Ahora bien, si ni los mantuanos ni las clases oprimidas alentaban un proceso de liberación del yugo español, y tampoco aspiraban modificar el orden de la sociedad. ¿Qué ocurrió entonces el 19 de abril de 1810? A mi manera de ver considero que fue un “golpe de Estado” del Ayuntamiento o del Cabildo de Caracas, de unos pocos mantuanos, ante el vacío de poder que tenía lugar en España por la invasión francesa.

     Además dice el arzobispo Coll y Prat al Rey, que: “el diez y nueve de Abril, ni fue sólo obra de vuestros vasallos nacidos en América, pues dejo dicho y es notorio que la mayor parte de la oficialidad fue ganada”. Recordemos que unas de las medidas de la Junta fue darles doble paga a las tropas que intervinieron el 19 de abril. El pretender hacernos creer hoy, que el 19 abril de 1810 fue la participación de un pueblo revolucionario en busca de la independencia española, es un craso error histórico.

     La revolución del diez y nueve de Abril –dice Mons. Coll y Prat- no fue la que en su momento causó estrago […], no hizo más que alzar la compuerta a las aguas corrompidas”. En primer término encontramos la persecución del clero, las acusaciones, choque entre familias, inquietud en las clases inferiores, espionaje por parte de la Junta, prohibición de tener armas los ciudadanos para usos particulares, creación de un tribunal de vigilancia, registro de las casas, despedida de algunos soldados españoles, exaltación de los ánimos, profundización de la división entre los revolucionarios, considerando enemigos a los que no estaban de acuerdo con sus ideales. Esta realidad, insinúa el arzobispo, fue causa predominante en el desenvolvimiento de los hechos que provocaron la llamada Contrarrevolución de los Linares, en octubre de 1810. La finalidad de esta contrarrevolución era restituir la Junta nacida en 20 de abril, por otra que reconociese la Regencia del Reino, hasta que Fernando VII tomase una decisión final.

     El Arzobispo hace una descripción de los años que precedieron a su llegada: la Arquidiócesis, vacante durante cuatro años, queda a falta de ministros dedicados a los auxilios espirituales, afligida al ver que muchos se habían dejado seducir por la división y por la filosofía del libertinaje, que amenazaba la estabilidad de la Iglesia, y en el olvido de conservar y propagar la fe. Durante el período de 1800 a 1806, habían ordenado 165 nuevos sacerdotes. Mientras que en los seis que van de 1810 a 1816, las ordenaciones se redujeron apenas a 73 nuevos pastores.

     El 22 de octubre de 1810, el Arzobispo es testigo del tumulto de los pardos, negros y zambos a causa de haber sido marginados por la Junta General, y no habiendo sido tomados en cuenta el 19 de abril, y al no tener sus representantes en el Ayuntamiento, pidieron la prisión a los españoles y americanos disidentes. Aquella Junta para calmar a los amotinados puso presos a José Félix Ribas, a su hermano el padre Francisco José Ribas, y al zambo José María Gallegos, autores confesos del movimiento.

     Las causas de estas manifestaciones, las atribuye el Arzobispo a los años que precedieron a su llegada: “más de veinte años hacía que los estudios serios, eran despreciados; el Seminario y la Universidad habían injustamente perdido su crédito”; el filosofismo propagaba el libertinaje y la libertad de cultos era propagada en las islas del Caribe; Dios era sustituido por la diosa de la Razón; la vigilancia sobre control de entrada de todo tipo de libros fue deficiente por sus antecesores.

     Llamado por el Rey Fernando VII a España el 8 de diciembre de 1816, para dar cuenta de su actuación al frente de la Arquidiócesis acusado por los autoridades realistas de imparcialidad. Al participar la Orden Real a sus canónigos en una pastoral de despedida explicaba las razones de  las  oscilaciones que hayan podido haber en su vida: “Mantener la pureza de la fe, la integridad de la moral y las vidas de tantos vasallos del rey, a quien no dejaban de pertenecer, a pesar de  hallarse envueltos en revoluciones”.

      El mejor elogio de la conducta de este Arzobispo está en el hecho mismo de que los  Patriotas lo acusaron de Realista y los Realistas de Patriota; Que no agradara a nadie, cuando imperan las pasiones, y esto es signo innegable de su espiritualidad evangélica y entrega a la causa de la Iglesia, como Sacerdote y Obispo. Fue un hombre de caridad, siempre se le vio en aquellos días de sangre, al lado de los que sufren. Intercede ante Bolívar en favor de los españoles y canarios. Fue un hombre inteligente y austero. Estando en España, fuera de su querida Arquidiócesis, expresaba con toda sencillez:he vuelto de América con las mismas camisas y lienzos que saqué de Cádiz”.

Batalla de la Victoria, 12 de febrero de 1814 (Ilustración)

 II

    A principio del siglo XIX, se erige en la ciudad de Valencia un nuevo cementerio, lo cual era una necesidad imperiosa por causa de la “epidemia pestilencial” que azotaba a la ciudad. En toda la ciudad reinaba “la corrupción del aire debido a los cadáveres que se entierran en la Iglesia parroquial”. Por tal motivo, el Arzobispo Francisco Ibarra ordenó “que se empedrase y cubriese de cal el antiguo cementerio de aquella ciudad y se cercase el nuevo campo santo establecido en ella”. El Mayordomo de la Iglesia parroquial, Pbro. Clemente de Andraca y Ugarte, solicita certificación de los médicos de la ciudad en la cual manifieste, “si es cierto y verdadero que la epidemia pestilencial que acometió a esta ciudad el año pasado, se halla extinguida enteramente”. Por mandanto del Azobispo Ibarra, con fecha 11 de diciembre de 1800, “de que luego se aviso la enfermedad epidemica fallacìan muchos en esa ciudad se dio la providencia de que sentarse los cadáveres de los que fallecieron de ella en el cementerio contigua a esa Yglesia parroquial; como por la multitud de muertes según se ha informado al Sr. Presidente Gobernador y Capitàn General de esta Provincia, no sea ya bastante este remedio para ocurrir (roto) se experimenta especialmente por la corrupción del aire: habiendo en prevenir a U., como lo hago por esta, que con intervención  y acuerdo del Theniente Justicia mayor de esta ciudad se elija  y demarque sin perdida de tiempo algún terreno fuera de la ciudad el qual bendigo por U. con arreglo al Ritual Romano en virtud de la facultad que efecto le concedo, y cercado de manera que no puedan entrar a èl animales; sea sepultados sin disticiòn de personas cualquiera cadáveres; prohibiendo como proveo el que en adelante a ninguno se de sepultura, ni en la Yglesia, ni en su contiguo cementerio” (AAVMA).  

    El dìa 15 del mismo mes y año, en comunicado firmado por el Sr. Vicario, Juez Eclesiàstico interino, el Pbro. Dr. Carlos Josè Hernandez de Monagas, y por el Notario Pùblico, Pablo Josè de Figueroa, notificaban que:

 vista la orden superior del Obispo mi Señor, desele pronto entero y debido cumplimiento como lo manda Su Señorìa Ilustrìsima  antes póngase noticia de los Venerables Curas Guardianes, Capellanes, del hospital de Caridad de la Yglesia filial  de Nuestra Señora de Candelaria para su obedecimiento y conformidad”. Asienta el Notario: “En el mismo dìa y año pasò Su Merced el Señor Vicario conmigo el Notario a la casa de su señorìa el Señor Coronel Teniente Justicia Mayor de esta ciudad [Francisco Ramòn Pàez] y tratando de la orden superior que el mismo señor Coronel había remitido a su merced determinaren reconocer el dìa siguiente el terreno que convenga elegir, y mando supiese por diligencia…”. “En dicho dìa, mes y año su merced en persona notificò al R. P. Cura, al R. P. Guardiàn, al Capellàn del Hospital y al de Ntra. Sra. de Candelaria la orden superior y todos muy conformes, quedaron convidados para ir a la elección del sitio, y a su bendición aquella en el dìa de mañana por la tarde; y esta para el dìa diez y ocho en que se supone estaría todo limpio y compuesto…”. “En diez y seis días del mes de Diciembre de este año su merced el Sr. Vicario y el S. Teniente Justicia Mayor de esta ciudad con los médicos Dn Josè Luis Cabrera y Dn Mateo ___ y otros ciudadanos pasaron reconocer terreno oportuno para cumplimiento de la orden superior y elegieron  y desmarcaron el que detrás del cerrito que se nombrarà del Calvario a la parte sur cuyo limpio y simado según la cerca que inmediatamente se seguirà…”. “En diez y ocho días del propio mes y año su merced el Vicario Foraneo interino de esta ciudad por ausencia del Sr. Vicario pasò con el clero al sitio demarcado; en cuyo medio se había antes fijado la Santa Cruz… le bendijo con arreglo al Ritual Romano depuntandolo por cementerio público y general…”.  

    En 1805, el Pbro. Juan Ignacio Diez Velasco, Cura Rector de la Iglesia Matriz de Valencia, se dirige al Azobispo Ibarra, manifestando el gravísimo prejuicio de los derechos parroquiales debido a la realización de entierros clandestinos en el cementerio en despoblado. También le manifiesta las recomendaciones hechas por el médico de la ciudad con respecto a la ventilación de la Iglesia parroquial para evitar el contagio de la epidemia.

    En Semana Santa de 1808, los curas rectores de la Iglesia parroquial de Valencia, los Pbros. Diez Velasco y Francisco Javier de Narvarte, piden al gobernador del Arzobispado que el Mayordomo de Fábrica debe costear los 48 pesos de la música que asistió en la Semana Mayor.

    En 1813 se perpetuaron algunos robos en la sacristía de la Iglesia Parroquial de Valencia, y el Pbro. Narvarte envía una carta al Arzobispo donde manifiesta que “el Sacristán Mayor dice que él no tiene obligación de cuidar de ninguno de los ornamentos ni tratos de la parroquia”. En este mismo año, en el Convento de San Francisco se encontraban arrestados cinco Sacerdotes y que el motivo de dicho arresto “fue por la causa de Venezuela[2].
   
El Libro de Gobierno de la Iglesia Parroquial de Valencia número 3, que realmente es el segundo libro, comienza el año 1814 con la Visita Pastoral del Señor Arzobispo Narciso Coll y Prat[3]. Se inicia este libro con el asiento siguiente, en su primera página:

 Libro II de Gobierno de la Igª parroquial de la Anunciación de Nuestra Señora de la Ciudad de Valencia Año 1814 Inicia con la Visita del Illmo Señor Dor D Narciso Coll y Prat Digníssimo Arzobispo y Metropolitano de este Arzobispado de Caracas y Venezuela siendo Curas Rectores de esta Ciudad el Ber D Juan Ignacio Diez Velasco, y Dor D Francisco Xaver de Narvarte[4].

     A partir de la segunda página comienza su foliatura con el número 1, en la cual se estampa la Visita Pastoral aludida. El Obispo había llegado desde el día anterior, cinco de enero; hubo salido de la ciudad de Caracas el 20 de diciembre del año recién fenecido, transitando por los pueblos de Antímano, San Pedro, El Concejo, La Victoria, San Mateo, Cagua, Villa de Cura, Santa Cruz de Aragua, Maracay, San Joaquín de Mariara, Guacara y Los Guayos. En esta visita no quedó constancia sobre la condición en que se encontraba el Archivo Parroquial; sólo se mandó realizar un nuevo inventario. Efectuó: 

la visita del Smo Sacramento así en el Sagrario del Altar mayor, como en el del Comulgatorio: la ... Capilla del Bautisterio, fuente baptismal, y Santos Oleos, y los Altares siguientes = El Mayor dedicado á la Anunciacion de Nuestra Señora Titular de esta Yglesia = El de la Capilla Cabecera del Evangelio dedicado al Señor Crucificado = El que sigue dedicado á Nuestra Señora del Carmen = La Capilla contigua de Nuestra Señora del Socorro, y en  la qual está formado sobre el pavimento el sepulcro en q está sepultado el Yllmo Sr Dn Diego Antonio Diez Madroñero,... cuyo busto de escultura se manifiesta en lo superior del mismo sepulcro = Y siguiendo la misma Nave hasta cerca de su Extremo el Altar de las benditas Animas = En la otra Nave del lado de la Epistola en su Cabecera el Altar de Nuestra Señora del Rosario = La Capilla contigua de Jesus en la Columna = La otra contigua de igual tamaño dedicada [á] la Santisima Trinidad, y en la qual esta el Sagrario del Comulgatorio = El Altar del Señor San Josef = Y el de  Santa Barbara… Despues...  procedió a la prosecion de difuntos hasta el cementerio que se halla contiguo a la Nave del lado del Evangelio[5].
   
      Desde los folios 3 al 4 vuelto, observamos la Relación de los principales censos correspondientes a la fábrica parroquial. Referente a las Capellanías, del Cura más antiguo de esta Iglesia Parroquial, encontramos:  

… mil ps de principal qe tiene reconocido Dn Lucas Ladera... Trescientos ps qe debe reconocer Dn Miguel Malpica; estan escripturado por Dn Bernardo Burgos: su fiador Dn Ramon Ybarrolaburu... Ochocientos ps reconosidos pr Dn Geronimo Sanches, v[ecin]o de la Villa de San Carlos. Cien ps qe tiene reconosidos Dn Juan Jph Magdaleno, v° del Valle de Güigüe = escripturados: fiador, Dn Jph Gabriel Lovera. Cien pesos... qe debe reconoser Dn Jph Franc° Lovera = v° del Valle de Güigüe[6].

      En los folios siguientes se desarrollan otras capellanías. Habiendo informado el Arzobispo Coll y Prat, hallarse vacante el beneficio de la Sacristía Mayor de esta Iglesia Parroquial, por fallecimiento de su último poseedor Pbro. Don Antonio Remigio Landaeta:

se habian expedido, y fixados edictos convotarios (sic) con termino competente dentro del qual hisieron oposision entre otros los Presviteros Dn Juan Antonio Hernandes, Dn. Jose Ramon  Guereta (sic), y Br. D. José Ramon Windevoxhel... se sirve su Señoria Yllustrisima proponerlos por el mismo orden que vienen nominados... . A tales efectos,  Don Josef Sevilla Brigadier de los Reales Exercitos Theniente de Rey, Cabo Subalterno de esta Plaza, Gobernador, y Capitan gral interino de estas Provincias, subdelegado de la Real Renta de Correo y Vise Patrono Regio pr aucencia del propietario el Exmo Sor Teniente General Dn Pablo Morillo etcetera... pa lo que  informadome con dha propuesta tube á bien pr decreto de veinte del mismo julio presentar para el beneficio de dha Sacristía mayor al primer nominado, Presvitero D. Juan Antonio Hernandes... Dado en Caracas...á nueve de Agosto de mil ochocientos quince años = José Cevallos = Por mandado de Su Señoria =José Mª Leon Urbina = Essno ppco y de Gobernación[7].

     En la visita del Arzobispo Coll y Prat, también visitó el lugar donde se estaba construyendo la Iglesia dedicada a “Nuestra Señora del Socorro”. El Arzobispo mandó al mayordomo de fábrica que con intervención del Vicario Foráneo reconstruyera la parte de la Iglesia arruinada por el terremoto del 26 de marzo de 1812.

    En 1814 el Pbro. Narvarte le participa al Arzobispo del logro de la reconciliación de la Iglesia de San Francisco, manifestándole que el Convento está sirviendo de Hospital. En este ambiente de revueltas, el Pbro. Ramón José Windevoxhel le comunica al arzobispo de los atropellos cometidos por el tirano Boves a su familia y el despojo de sus bienes. Asimismo, el Pbro. Juan Antonio Hernández, narra al Arzobispo los trabajos que pasó junto con las niñas de su Colegio por haber tenido que huir a los campos por los atropellos de las tropas enemigas, y escribe que “el señor Boves ha hecho mucha estimación de mis colegialas y monjas y las ha protegido”. El Pbro Narvarte vuelve a escribir al Arzobispo y le manifiesta que todos los clérigos y las colegialas de la ciudad “han sido tratados con el mejor modo a la entrada del señor Boves a dicha ciudad”; también manifiesta que el Cura de Güigüe está “medio tullido”, por lo cual ha mandado al Padre Lamas, su Coadjutor para que lo ayude en la administración de los sacramentos, y ese mismo año fallece el cura de Güigüe.  

   En ese año, el Arzobispo Coll y Prat formaba las “Constituciones del Beaterio de Carmelitas Descalzas y del Colegio de Niñas educandas de la Ciudad de la Nueva Valencia del Rey”, y son aprobadas por Fernando VII, en la Real Cédula con fecha 18 de enero de 1817. Este colegio tiene su origen en el pontificado de Mons. Diego Antonio Madroñero, quien tenía como proyecto establecer en la ciudad de Valencia una casa destinada al recogimiento de mujeres “viciosas y desamparadas”. Pero por su repentina muerte no se llevó a cabo. Luego los Pbros. Juan Josef Rodríguez y Carlos Hernández Monagas compraron una casa destinada a dicho fin, con el proyecto de construir un Colegio de educación de niñas. En 1805 solicitaron al Ayuntamiento la aprobación y al obtenerla, presentaron el proyecto a los Curas Párrocos de la Iglesia Parroquial de Valencia, y finalmente obtuvieron la licencia del obispado el 20 de agosto 1806. Se inicia el Colegio con ocho alumnas, cinco maestras, una portera y cinco sirvientas. En visita pastoral, el 26 de enero de 1807, había aumentado la matricula a diez. En dicha casa se edificó una Capilla pública, y el 12 de septiembre de 1810, tiene facultad para celebrar los oficios religiosos, a instancia del Pbro. Dr. Juan Hernández Monagas, sucesor de su hermano sacerdote Carlos Monagas en la fundación. Resulta que estas alumnas, un número de once, piden por escrito para profesar la vida religiosa, vistiendo el hábito Carmelita. El fin principal del Beaterio, era la siguiente, según las constituciones:

Se debe tener presente que este Beaterio se instituye para la educación cristiana y política de la juventud, y así a ella deben dirigirse todos los esfuerzos de las beatas. Para esto es necesario que procuren con eficacia hacerse aptas para la educación, desprendiéndose de otros cuidados, aplicándose a adquirir y conservar las luces y conocimientos necesarios para el desempeño de su oficio, conservardo también, con un cristiano cuidado su salud, y practicando con esmero las virtudes que les facilitan la enseñanza, pricipalmente la caridad, la humildad, la paciencia y la constancia[8].

   Por el fallecimiento del Pbro. Nicolás Windevoxhel, en 1816, el Pbro. Velasco solicita al Arzobispo que se le otorge el título de Coadjutor al Pbro. Lic. José Manuel Riveros y Capellán del Hospital Militar. El Demandante Político y Militar de la ciudad manifiesta que no se puede aceptar dicha solicitud porque el Pbro. Riveros no tiene licencias para predicar y confesar. Al final, se nombró al Pbro. Sebastián Gallegos, como Capellán del Batallón de Milicias.

   En 1818, el Pbro. Pedro Julián González se dirige al Provisor y Gobernador del Arzobispado, Pbro. Dr. Manuel Vicente Maya, para manifestarle que se halla acuartelado en la ciudad y dispuesto a marchar el Batallón de que es Capellán, por lo cual pide se le confieren las facultades de Cura Castrense “pues me hallo oficiado del jefe de dicho batallón para salir con él”. El Pbro. Narvarte propone al Pbro. Ramón Windevoxhel como Capellán del Hospital de Caridad, del cual hecho renuncia el dicho Pbro. González, y además manifiesta ante el crecido número de heridos y enfermos “el exceso de trabajo”.
 
   Ya en 1821, el Pbro. Narvarte solicita la ayuda de un sacerdote, alegando “que se ha mandado la parroquial al hospital de Caridad, y debido a su avanzada edad no puede trasladarse a ella”, por tal motivo pide como Coadjutor al Pbro. Antonio Negrete. Por encontrarse en ruina el templo de la Iglesia Matriz de Valencia en 1822, se traslada la sede parroquial al Convento de San Francisco.

Convento de San Francisco durante remodelación con motivo de la ExpoValencia (2019)

    El año 1824 ubicamos el testimonio del Título de Cura de esta Parroquia, del Pbro. José Casildo Silva, su antecesor era el Pbro. Juan Ignacio Diez Velasco. Hicieron oposición del curato los Pbros. Félix Yepez y Juan Pablo Salazar.

Nos el Dr José Suares Aguado Presbitero graduado en ambos dros y Sagrada Teología, dean de esta Sta Yglesia Metropolitana Vic° Capr de este Arzobispado sede vacante = A vos el amado en cristo José Cacildo Silva clerigo Pro. domiciliario de esta diocesis...  Por cuanto hallandose vacante uno de los dos beneficios curados de la Yglesia parroquial de la Ciudad de valencia, pr fallecimiento del Presbitero Bachiller Juan Ygnacio dies Velasco, expedidos edictos convocatorios, á concurso y opocicion, ... a virtud del decreto expedido por el Supremo poder executibo de dies de septiembre del año proximo pasado, hicisteis entre otros opocicion á el, y examinado Sinodalmt obtuvisteis aprovacion ... os elegimos y nombramos para su servicio en propiedad, en auto de dies y seis de Agosto ultimo... ; y por la impocicion de este bonete hecha por nos á vuestra cabesa, os conferimos, colamos, y adjudicamos uno de los dos expresados beneficios Curados de la Yglesia... invistiendoos e incorporandoos canonicamte en el ... Dadas en el Palacio Arzobispal de Caracas... a dies de Septiembre de mil ochociento veinticuatro. Doctor José Suares Aguado. Por mandado de su Señoría doctor José Francisco diepa... Valencia á veintinuebe de Septiembre de mil ochocientos veinticuatro: yo el Presbitero doctor Francisco Javier de Narvarte... le di pocecion de uno de los beneficios curados de esta misma Yglesia Parroquial...[9].

    Don José Barrios, Mayordomo de la Cofradía del Espíritu Santo y Nuestra Señora del Socorro,  manifiesta que la expresada Cofradía se sostiene con las limosnas que se recogen por el culto que le tributan los fieles y declara que el Cura José Casildo Silva es quien se beneficia y utiliza dicha limosna de 30 reales, por la cual Barrios se compromete a recoger la limosna junto con los otros cofrades para con ella decir la Misa de los miércoles, sin alterar ese día como ha querido hacerlo el mencionado cura.     

    El Pbro. Casildo Silva dejó huella imborrable en la Iglesia parroquial de Valencia. En 1872, el Jefe Municipal del Departamento de Valencia, solicitaba al Provisor y Vicario General la autorización que dicho Sacerdote celebrarse la misa dominical en su casa “por encontarse de gravedad enfermo e impedido de ir al templo”. Falleció 48 años después de haber recibido este beneficio. Pasó a la eternidad el 13 de marzo de 1872. El acta de sepultura indica:

En catorce de Marzo de mil ochocientos setenta i dos, yó el Cura Ynterino de esta Yglesia Parroquial Matriz de Valencia, dí sepultura Eclesiástica con oficio cantado por mayor al cadáver del adulto Presbítero Bachiller José Cacildo Silva, cura y Vicario de esta ciudad; ... de que certifico. Pedro L.  Lovera[10].

     El Libro de Gobierno número 3, sólo contiene 10 folios. Finaliza con parte de un asiento acerca de la Ley de Manumisión, que continúa en el libro de Gobierno número 4. Indudablemente, este libro número 4 y el anterior deberían conformar un solo tomo, llamando la atención el hecho de haberse encuadernado como tal, sólo 10 folios. Es más, ratifica la suposición de que debería ser un solo tomo, el hecho de que el ya citado libro 4 comienza con la foliatura número once (11) y el anterior libro concluyó en el folio número diez. Entre su tenor tenemos la Ley sobre cimenterios’, que expresa en su encabezamiento:

Republica de Colombia... Bogota á veinticinco de octubre de mil ocho cientos veinticiete... El Libertador Precidente ha expedido el dia quince del corriente el decreto que copio... Articulo 1° . Se cumplirá en todas sus partes la cedula española que es la ley segunda titulo tercero, libro primero del  apendice a la novissima Recopilacion que dispone que todos los cadaveres sin exepcion alguna de estado, condicion o sexo, se entierren en los cimenterios aún quando sean provicionales ... Articulo 2°.  En concequencia... ningún cadaver de cualquier estado, condicion, ó sexo, que haya sido será enterrado en ningún templo, capilla boveda, cimenterio dentro de  poblado, ni casa particular en las mismas poblaciones, y todos los cadaveres irán á los cimenterios... Articulo 3° donde quiera que no haya cimenterio, los intendentes, governadores y Jefes municipales... harán que... se designe terreno fuera de poblado, bien para un cimenterio común, bien para que cada parroquia tenga el suyo...[11].

     El 17 de septiembre de 1829, el Pbro. Juan Antonio Monagas escribe al Arzobispo Ramón Ignacio Méndez ofreciendo ayuda a la feligresía de Valencia por las calamidades que atraviesa la ciudad debido a la peste. En 1830, el Pbro. Casildo Silva manifiesta al Arzobispo que le es imposible desempeñar con exactitud todos los cargos que se le tienen asignados como único Cura de la Iglesia Parroquial de Valencia.  El 4 de agosto de 1832, este Sacerdote expidió un oficio prohibiendo el uso de todo vino que no fuera el de Málaga. Veamos pues:  

Caracas... Descubriendo el fraude de la mescla de las arinas extranjeras, prohibí pr auto de 26 de junio su uso pa el Sto Sacrificio. Esta tambien descubierto el qe se comete en diferentes especies de vino siendo pocos los que no dejan duda de su pureza, mesclados y compuestos otros con el auxilio de la quimica sin tener siquiera la base ó parte alguna de vino de Ubas, sino aguardiente de caña y otros licores. Con respecto á la Arina pr estar mesclada toda la q habia en esta Ciudad y La Guaira,... no se me presenta otro remedio pa cortar la nulidad del Sacrificio y de la consagracion de la especie de vino, qe exitar todo el celo y eficacia de los rectores de las Yglecias pa qe... procuren proveherse pa el consumo de aquellas, de vino de cuya puresa se tenga la prudente seguridad. Hasta ahora se ha usado generalmte en la diocesis el vino dulce de Malaga, qe viniendo directamte del país q lo produce..., es en el q hay menos peligro de adulteracion...; pero... es materia nula pr su compocicion el q comunmte y a precio barato se vende con el titulo de moscatel...[12]

     En fecha 16 de septiembre de 1833, el Pbro. Casildo Silva retoma la gran empresa de la construcción del templo parroquial de Valencia, de ahí que elevó un informe al Señor Arzobispo, participándole que:

 para continuar el trabajo en la fabrica de esta Iglesia parroquial, es de absoluta nesecidad reedificar antes la Capilla de Nuestra Sra del Socorro donde esta la bobeda qe contiene los restos venerables del Yltmo Sor Dn Diego Antonio Dies Madroñero... La mencionada boveda esta construida en el pavimto de la capilla, qe sirve de estribo al empuje del edificio pr[incip]al, y el alarife dice qe debe quitarse pr ahora, pr lo q ocurro a V. S. Y. pa qe si lo tiene a bien permita hacer esta exumacion temporal, hasta que reedificada la capilla sea restituido á su lugar como lo dispuso aquel Sor...[13].

     La respuesta a tal solicitud fue emitida el 9 de octubre del mismo año, significándole:

Siendo indispensable... mover la boveda qe contiene los restos venerables... formará el cura exponente expediente qe encabesará con este nro decreto; y teniendo preparada su Caja de madera decente, acompañado del Notario, qe dé fe de todos, sacará aquellos restos y los pondrá en dicha caja qe cerrará y cellará de modo q á su tiempo se pueda Certificar la identidad para lo q se custodiara en lugar competente[14].

      Dicho mandamiento se cumplió el 10 de enero de 1834, dando fe de ello el Notario Juan Esteban de Figueroa. Expresa el acta de exhumación: 

…se estrajo el Cajon en qe reposaban los restos... cuyo cadaver se encontro enteramte deshecho como toda su vestidura, y se puso en el qe setenia preparado... clavandose y sellándose... El mismo día fue conducido el ataúd con los restos del Arzobispo Diez Madroñero, “a la Yglesia del convento de Sn Francisco... y se colocó á la espalda del Altar donde se halla depocida (sic) la imagen de nra Sra del Socorro...[15].

    Un dato importante para la Cofradía del Espíritu Santo y Nuestra Señora del Socorro es la petición hecha por los cofrades Miguel León, Mayordomo, Juan José Barrios y Luis Acevedo, hermanos mayores, al Arzobispo de Caracas para reformar las constituciones. Como respuesta, el arzobispo manifiesta que no puede aprobar lo solicitado ya que sólo firman tres hermanos de la Cofradía. 

   Siguiendo con el tema de la construcción del templo parroquial de Valencia, en 1834, el Pbro. Casildo Silva suplica al Arzobispo que habilite la nave derecha, con el fin de celebrar la Santa Misa, colocando previamente la imagen de “Nuestra Señora del Socorro”.

   En carta del Secretario de Estado, “Gobierno Superior Político de Carabobo”, con fecha 16 de diciembre de 1835, solicitaba del Pbro. Dr. Juan Antonio Monagas información del Beaterio, éste responde lo siguiente:

La razón que Su Excelencia el Poder Ejecutivo solicita de los Conventos de Monjas y Monasterios de que Vuestra Señoría me habla, no comprendo el reciente instituto que estoy fundando, pues éste no es Monasterio ni convento de monjas; es un Beaterio destinado a la enseñanza y ducación de niñas, cuyas rentas son las que yo les facilito. Esto mismo contesté, habrá dos años a igual solicitud del gobierno. En el  Beaterio hay 17 Beatas, las más de ellas de valde, y una u otra que paga su porción. Mis bienes se emplean en mantenerlas y completar el edificio que aún necesita de mucho. Lo principal que tengo destinado para esta obra es la casa grande de la plaza que alquilé al Gobierno para Su Excelencia la corte superior[16].
   
    El 24 de diciembre de 1843, llegó en Visita Pastoral el Señor Arzobispo Dr. Ygnacio Fernández Peña y Angulo[17], y “desmontado al costado de la iglesia mayor qe sehalla en fábrica, donde estaba preparada una capilla provisional y el palio...[18].  Visitado el Archivo Parroquial, advirtió: 

…que aún varias partidas de las mandadas firmar en la anterior visita del Yltmo Señor Coll y Prat aun se conservan sin autorizacion como otras varias posteriores á aquella visita por omision del Dr Franc° Javier Narvarte: que existen algunos libros descuadernados y otros de tal suerte comidas de la traza qe se hallan en su mayr parte inutilizados, y su Sria dispuso: que los actuales párrocos repasen todos los libros parroquiales y suscriban las partidas que no estén firmadas...[19].

    En este año, fallece en la ciudad de Valencia el Pbro. José Joaquín de Altuna. Después del edicto de convocatoria y oposición se elige para el curato de Valencia, el Pbro. Manuel Clemente Arbide. 

    El 29 de mayo de 1849 se llevaron a cabo las nuevas elecciones de la Cofradía del Espíritu Santo y Nuestra Señora del Socorro, quedando electo como Mayordomo a don Juan Muñoz, como Aguacil Juan Lamas y Sacristán Gerónimo Mendoza.     

     El 12 de febrero de 1850 fue firmada por el Pbro. Casildo Silva, copia de licencia otorgada para un Oratorio privado: 

Nos dr Juan José Osío[20] Prov[iso]r y Vic[ari]o Cap[itula]r gov[ernado]r del Arzo[bis]p[a]do de Caracas y Venezuela etcétera. Por cuanto el Sr Visente Portocarrero, y su leg[iti]ma esposa  la señora Francª Peña vecinos de la ciudad de Valencia, nos han hecho precente que pa su consuelo espiritual y en atencion á su avansada edad, delicada salud...[21].

    En ese mismo año, los Curas Rectores de la Iglesia Matriz de Valencia se dirgen al Provisor Gobernador del azobispado en la Sede Vacante, Pbro. Dr. Osío, solicitando aclaratoria del modo práctico en que deben hacerse los entierros de las Cofradías del Santísimo Cristo de la Misericordia y de Nuestra Señora del Socorro, sobre los derechos parroquiales de los hermanos de las cofradías que mueren  en la nueva parroquia de Candelaria, creada en 1847. El Vicario General certifica que los cofrades de dicha parroquia deberán enterrarse en ella y satisfacer al respectivo cura los derechos parroquiales que le corresponden con arreglo de las Constituciones Sinodales, a menos que pidan ser enterrados en la Iglesia Matriz.

    El 12 de abril de 1851 se trasladaba la sede de la Parroquia, desde la Iglesia de San Francisco, a su propia sede en la Iglesia Matriz[22]. En visita pastoral efectuada el 27 de septiembre de 1857, el Señor Arzobispo Dr. Silvestre Guevara y Lira[23], observó la fábrica material del templo:

 que es nuevo, de mamposteria y de elegante forma: tiene tres naves, y cinco altares..., el mayor dedicado á la Anunciacion: por el lado del Evangelio el del Smo Cristo, y el de Nuestra Señora del Socorro, cuya imagen es muy perfecta... por el de la Epistola el del Rosario, y el de la Humildad y Paciencia. No hay altar de Animas, y en lugar de pulpito se ha colocado provisionalmente una pequeña catedra”. [Visitó el Archivo Parroquial],mas no el de la Vicaria por haber informado el Sr Vicario, que se encuentra en poder del Antiguo Notario Sr ‘N. Figueroa’ (negrillas nuestras), y que por estar ya este en una edad avanzada y demente se ha resistido á entregarlo. Para remediár éste mal S. Sria Yllma. nombró de Notario al Sr Marcos Freytes, y mandó que con el título que se le espida ocurra á dicho Sr ó a su tutor para que le entregue, debiéndo recibirlo por formal inventario ante dos testigos[24].

     No sabemos por qué se refieren a un notario ‘N. Figueroa’, si los Figueroa notarios fueron de mucho renombre, habiendo sido Juan Estevan de Figueroa; su Padre Bachiller Don Pablo Joseph de Figueroa; y su abuelo Don Juan Francisco Ygnacio de Figueroa Sarmiento[25]. Parece ser que la N indicase un factor desconocido, o cierta protección a un aspecto moral.

    En 1852 se reforman las Constituciones de la Cofradía del Espíritu Santo y Nuestra Señora del Socorro, aprobada por el Pbro. Dr. Juan Antonio Hernández Monagas, por considerarlas “conformes al espíritu de piedad y devoción que animó a los fundadores y conducentes a su mejora y conservación”. Desde el año 1851, dicha Cofradía se llamó “Espíritu Santo y Nuestra Señora del Socorro y del Santísimo Cristo”, solicitud que algunas personas que fueron hermanos de la Cofradía del Cristo pidieron su reincorporación en ella.  En 1853, el Pbro. Casildo Siva se dirge al Arzobispo, y le manifiesta que “es de imperiosa necesidad la reforma de las respectivas constituciones, a fin de alejar los abusos que se palan, y formar un dique que contenga el impetuoso torrente de males que muy de cerca amenazará a las referidas confradias con su total ruina”.

     Por promoción del Pbro. Manuel Clemente Arbide, en fecha 23 de noviembre de 1861, fue nombrado y constituido, nomine Sanctae Sedis, como cura en propiedad de esta parroquia, el Pbro. Dr. José Juan García[26]. El Pbro. Arbide falleció el mes de julio de 1875[27]. El 28 de enero de 1874 es fundado el Asilo de la Beneficencia.

       No podemos pasar por alto la situación de crisis que vivió la Iglesia venezolana en tiempo del tirano Guzmán Blanco. En carta del señor Arzobispo Silvestre Guevara y Lira en su exilio, enviada al Arzobispo de Palmira, Mons. Mariano Marini, del 8 de noviembre de 1875, dibujaba la actuación de Guzmán Blanco:

(…) expidió el monstruoso decreto que extinguió los Censos y todas las fundaciones piadosas, y arruinó la Iglesia y los establecimientos de caridad: abolió luego todos los Seminarios de la República, con prohibición de establecer otros, obligó a los aspirantes a Ordenes a seguir los cursos de las Universidades civiles, en donde, como lo ha declarado después, ha establecido maestros de ideas avanzadas y adoptado textos de libres pensadores: Suprimió más tarde por completo el fuero eclesiástico, sometiendo a los Clérigos a la conscripción militar: Publicó también sus Códigos impíos, por los cuales se despoja a la Iglesia del derecho de poseer y adquirir por testamento; así como las medidas en sufragio de los muertos… Expidió la ley inicua de matrimonio…, declarando luego que esa ley no reconoce el impedimento de orden sacro, que por tanto pueden los sacerdotes casarse válidamente… Extinguió los conventos, usurpando sus rentas y propiedades, arrojando a la calle sin pan y sin abrigo cerca de doscientas vírgenes sagradas que servían a Dios en los Monasterios de Caracas, Valencia, Trujillo y Mérida. Ha destruido ya ocho templos en la Capital y se propone ahora destruir tres más... La condición de la Iglesia de Venezuela sería peor, en tal supuesto, porque a las ruinas materiales vendría a añadirse las espirituales, mucho más profundas e irreparables[28]

   Ante esta penosa situación, la mayor tragedia de la Iglesia venezolana, la acción de Dios, en su Espíritu Santo, va sucitar una renovación en la vida religiosa de la Iglesia, dando origen a nuevas congregaciones femeninas que se expanderán por todo el territorio nacional[29].
   
   El Excmo. Mons.  Dr. José Antonio Ponte[30] efectuó su visita pastoral en fecha 7 de febrero de 1878: “El quinto dia visito el archivo y libros parroquiales desde la ultima visita practicada a el Ylustrisimo Señor Guevara en 26 de Setiembre de mil ochocientos setenta y ocho hasta la fecha y encontró que el archivo y libros están en buen orden notando solo que existen algunas partidas sin firmar[31].

    En 1881, el Arzobispo Guevara Lira ratifica las 40 Horas de Adoración al Santísimo Sacramento del Altar en la Iglesia Parroquial, indicando los días 3, 4 y 5 de enero de cada año. El 24 de febrero de 1882, el Vicario Pbro. Dr. Santiago Delgado erigió canónicamente las estaciones del Vía crucis, acompañado de los Pbros. Dr. José Gregorio Febres Cordero, Tomás Lorenzo, Francisco Pérez, Braulio Fontaines y Fray Maximiliano Finestrat[32]. En este año, la Cofradía Espiritu Santo y Nuestra Señora del Socorro estrena nuevos estatutos que constan de siete artículos.

    En la segunda Visita Pastoral del Señor Arzobispo Ponte, el sábado 13 de enero de 1883, encontró nuevamente en buen orden el Archivo y los Libros Parroquiales[33]. En 1884 se instala la Sociedad “Apostolado de la Oración”. Ese mismo año, el 10 de febrero se funda el Colegio San Vicente. El Vicario Foráneo del Partido, Pbro. Dr. Santiago Delgado fue comisionado por el Ilustrísimo Arzobispo Críspulo Uzcátegui[34], para bendecir, el 25 de diciembre de 1885, la Iglesia del Caserío de Flor Amarillo, puesta bajo la inmediata protección de San Isidro Labrador[35].

Iglesia antigua de Flor Amarillo (año desconocido)


     En la visita pastoral del Señor Arzobispo Dr. Críspulo Uzcátegui, el 3 de marzo de 1886, no se menciona su estadía en el Archivo Parroquial. Sin embargo, al visitar “las iglesias filiales de San José y la Divina Pastora, tanto en San Francisco como en estas dos últimas hizo crear su Sria un libro de gobierno para cada una de ellas[36]. Durante los días de visita se hizo presente el Señor Arzobispo Uzcátegui, en los hospitales y cárcel pública, en los cuales dispensó a los fieles los Sacramentos de Penitencia, Eucaristía y aún la Confirmación. “Celebró con explendor el Centenario del Dr. José Mª  Vargas. Celebró también “Ordenes mayores y menores, y en fin dictó ordenes y providencias del mayor interes y utilidad para esta Yglesia, siendo lo mas notable el decreto por el cual crea un Seminario clerical denominado Escuela Arzobispal de Valencia[37]. Más adelante estudiaremos dicho Colegio Arzobispal.

    En su segunda visita, el 10 de noviembre de 1888, encontró el Archivo Parroquial en buen estado, siendo el encargado el Vicario Pbro. Bachiller Francisco Pérez. También visitó la Casa Cural que estaba fabricando el Vicario antes nombrado[38]. En este año, los fieles de la Iglesia parroquial de Valencia solicitan al Arzobispo que la Madre Santísima “Nuestra Señora del Socorro” sea en adelante la Patrona de la Iglesia Matriz y de la misma ciudad.

    El 7 de abril de 1890, el Pbro. Francisco Pérez solicitó permiso al Arzobispo, para bendecir, el domingo 13 de ese mes, el nuevo cementerio de esta ciudad, lo que le fue concedido el 11. El Pbro. Miguel Antonio González, Cura de Guacara, pronunció la Oración Sagrada[39]. El mencionado Pbro. Pérez falleció el mes de mayo de 1898. He aquí el acta de sepultura:

 “En  veinte de mayo de mil ochocientos noventa y ocho el Pro (entre líneas ‘Francisco’) Piñango, dió sepultura eclesiastica al cadáver del anterior Vicario de esta S. Y. P. M. de Valencia, Pbro Francisco Pérez, que murió en el Señor el diez y siete del (entre líneas ‘mes’) y año en curso (entre líneas ‘hijo legítimo de Francisco Pérez – María López difuntos natural de esta y de cincuentiun (51) años, de edad’) de que certifico. Pro. Víctor J Arocha”[40].

     El Pbro. Francisco Piñango era Cura Vicario de Nirgua y encargado accidentalmente de la Parroquia Matriz de Valencia. En el último folio (contraportada) del Libro de Entierros citado, se asentó que el difunto fue sepultado en el presbiterio de la Santa Iglesia Matriz, previas las licencias eclesiásticas y civiles del caso, tanto para el lugar de la inhumación como para el tiempo en el que se mantuvo insepulto.

     El 5 de abril de 1891 llegan las Hermanas de la Congregación de San José de Tarbes, quienes se instalaron definitivamente el 23 de enero de 1893. El fin de la fundación era crear una Escuela de educación integral para las niñas de la ciudad de Valencia, con el nombre “Colegio Nuestra Señora de Lourdes[41].

      En el Libro de Gobierno Nº 5, que aun cuando fue identificado en su portada como Libro 3° de Gobierno de la Iglesia Parroquial Matriz de Valencia, corresponde cronológicamente al libro número 5. Se inicia este libro con ese mismo asiento en la página que antecede a la foliada con el número 1. Comenzó a usarse el 11 de febrero de 1893, y lo inició el Pbro. Evaristo Montenegro, Cura y Vicario de San José de Puerto Cabello.

   El 22 de noviembre de 1894, se funda el Colegio Don Bosco de Valencia. Los primeros salesianos, los padres Félix Andrés Bergeretti, Inocencio Montanari y Alfredo Savoia, iniciaban la tranformación cultural de la ciudad. Escribía Mons. Adam en el 50º Aniversario de la llegada de los Salesianos, que:

La ciudad habíase formado con una labor insigne de piedad y cultura que llevaron a cabo los sacerdotes diocesanos, los PP. Franciscanos del Convento de San Buenaventura, las Religiosas del Beaterio y un grupo de institutores del laicado católico… Los sacudimientos políticos de los últimos treinta años del siglo pasado; las persecuciones religiosas incruentas, pero virulentas de malicioso anticleclericalismo… Para 1894, casi se desempeñaba, solos para tan dilatados desempeños los venerables párrocos y el Rector de la Escuela Episcopal de La Pastora. Los PP. Salesianos llegan a hora muy oportuna, pero azarosa en extremo: las alternativas de cruentas luchas civiles; la miseria por doquiera, el abandono del agro, y luego la espantosa miseria de viruela… (…)[42].

     El 1 de agosto de 1895 llega en Visita Pastoral, por tercera vez, el Arzobispo Uzcátegui, y “habiendo notado (en el Archivo) que algunos libros de éste, carecian de la numeración respectiva, ordena S. S. sean numerados todos y que en la primera pagina de cada libro, se designe el objeto para que se destina, el año en que comienza y las paginas o folios que contenga...  Dispuso tambien S. S. Yllma que se reformen los estatutos de la Cofradia de Ntra Sra del Socorro...[43].

   El 4 de septiembre de 1896 se le otorga licencia para el establecimiento de la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús y se le nombre de Capellán al Pbro. Vicente Pachecoa quien a la vez declaramos protector de la obra en atención a la importantísima parte que le cabe en esta fundación”.

    En la primera mitad de 1898, se desata una terrible epidemia en la ciudad de Valencia. Era la espantosa enfermedad de la viruela, era un padecimiento infectocontagiosa para aquel tiempo. Aquí se desataca la labor caritativa del mencionado Padre Salesiano Bergeretti de encerrarse en el Hospital Civil, juntamente con cuatro Hermanas de San José de Tarbes que hacían de enfermeras. El Padre Merino Gómez (2011) en su investigación relata la situación que vivieron los valencianos:

En carta a Don Manuel Rúa, fechada el 27 de abril en el Hospital Civil, le informa de la situación de los Salesianos y de la decisión personal de encerrarse en el Hospital. “Tengo que permanecer aquí –escribe al Superior- Dios sabe hasta cuándo… Sin mi asistencia muchos morirían sin los sacramentos”. Respeto a los otros Salesianos, le informa a Don Rúa: “No quiero que ninguno de ellos se expongan a un peligro tan serio”. Y agrega: “La epidemia se ha extendido por toda la ciudad… y ataca especialmente a los más pobres que, a veces quedan abandonados y mueren sin asistencia médica, roídos por la viruela y los gusanos… Administro los Santos Sacramentos a todos los enfermos graves. Las Hermanas de San José de Tarbes que están conmigo trabajan día y noche con una abnegación digna de los primeros cristianos de la Iglesia”. Y en otra carta al mismo Don Rúa agrega: “En el Hospital hay más de 400 enfermos. Todos los rincones están llenos de variolosos... La muerte se va cobrando por doquier” Y en una tercera le decía: “Desde mi última (hace 23 días) han ingresado atacados por la viruela 1.856 enfermos y han muerto 528… El temor y la desolación son generales en la ciudad. Algunos huyen a los campos… En el Hospital se contemplan escenas desgarradoras… Ningún sacerdote de Valencia se ha negado a prestar los auxilios espirituales a estos afortunados” (119-120)     

   Después de esta penosa situación, se añadió la guerra civil. Después de la muerte del General Joaquín Crespo, se desata Revolución Restauradora. El General Cipriano castro quien viene con su ejército desde Tachira, vence en Tocuyito a las fuerzas contrarevolucionaras del gobierno. Hallándose en la ciudad el centro de la revolución, muchos fieles de la Iglesia parroquial fueron perseguidos o encarcelados, entre ellos Pbro. Víctor Julio Arocha. Muchas casas o colegios, entre ellos el Colegio Don Bosco, fueron invadidos por los batallones revolucionarios.

     El 24 de abril de 1900, la Congregación de los Padres Salesianos inicia con la Primera Piedra el Santuario de María Auxiliadora. Este templo, de estilo gótico, fue bendecido el 29 de enero de 1905 por Mons. Víctor Julio Arocha, siendo Inspector el R. P. Miguel Foglino. Este mismo templo fue demolido en 1965 para dar paso a un Santuario amplio y moderno. Este nuevo Santuario fue consagrado el 12 de febrero de 1967, por el cuarto Obispo de Valencia, Excmo. Mons. José Alí Lebrún Moratinos.         

     Debemos destacar el fallecimiento del Pbro. Dr. Manuel Antonio Michelena, el 31 de diciembre de 1910, quien era tío del famoso pintor Arturo Michelena. Era natural de Valencia, hijo del General Juan Antonio Michelena y de doña Trinidad. Nombrado el 23 de julio de 1863 Cura Interino de las parroquias San Antonio de Los Guayos y San Diego Alcalá. Luego es nombrado párroco de la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria de Valencia, el 21 de agosto del mismo año, donde permaneció 47 años de servicio pastoral. Fue el que tuvo la iniciativa de levantar la primitiva capilla de la actual Parroquia Santa Rosa de Lima. Fundó las Misiones en las jurisdicciones Los Naranjos, Las Dos Bocas y La Sierra.

    Un dato importante es el Decreto de Erección de esta Cofradía del Santísimo Sacramento en nuestra Iglesia Matriz que está certificado por el Dr. Miguel Antonio Baralt, Prosecretario del Reverendísimo Señor Vicario Apostólico de la Arquidiócesis. Indica su tenor:

Vicaria Apostólica de la Arquidiócesis. = Palacio Arzobispal de Carácas, á nueve de setiembre de mil ochocientos setenta y tres. = Vista la solicitud y los Estatutos que se acompañan, en que el Presbítero Doctor Pedro Leon Lovera, Venerable Cura de la Yglesia Matriz de Valencia y Vicario Foraneo de su partido, pide la erecion canónica de una Cofradía del Santísimo Sacramento en la Yglesia de su cargo: ... venimos en erijir, y desde luego erijimos..., la Cofradía del Santísimo Sacramento en la referida Yglesia..., ad instar  de la Archicofradía erijida en la Yglesia de Santa María de Minerva en Roma; y la declaramos unida á ella, a fin de que los Cofrades puedan gozar de todas las Yndulgencias y gracias espirituales acordadas á la misma Archicofradía, de conformidad con la autorizacion concedida por los Sumos Pontífices Paulo III en sus letras apostólicas Dominicas Noster espedidas en treinta de Noviembre de mil quinientos treinta y nueve, Paulo V en quince de Febrero de mil seicientos ocho, é Ynocencio XI en su Constitución – Ynjuneti nobis en primero de Octubre de mil seiscientos sententa (sic)  y ocho. Y siendo, instancialmente los Estatutos acompañados los mismos que el Ylustrísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de esta Diócesis aprobó en primero de Febrero de mil ochocientos sesenta y ocho para la Cofradía del mismo nombre erijida en el Altar mayor de la Yglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de esta ciudad, nada tenemos que observarles, y recomendamos su puntual observancias á todos los Cofrades. Espidase por Secretaria copia de este decreto y de los Estatutos mencionados…[44].

III

     Durante el siglo XIX se crearon cinco parroquias. La creación de una nueva parroquia eclesiástica en el tiempo de la colonia significó, por una parte, el establecimiento de una nueva población pujante, tanto económico como social. Esto lo hemos constatado en el desarrollo de esta primera parte, donde algunos sitios poblados sin ninguna organización se convirtieron en pueblos prósperos con su propia idiosincrasia, originando así una integración plena de la futura Iglesia diocesana. Y por otra parte, la persistente pobreza material de los curas doctrineros o misioneros en las comunidades, ya que no todas las poblaciones tuvieron la misma suerte de tener un crecimiento armonioso, y esto a causa de muchos factores ajenos que impidieron su consolidación política, económica y social.

     Estos factores ajenos, como las continuas guerras civiles y los gobiernos de turno e inestables, empobrecieron a las poblaciones que se sostenían de la agricultura o de la cría de ganados. Podemos decir que persiste la realidad de pobreza de la población, pues esta situación sigue impidiendo la pronta construcción de los templos parroquiales. Sin embargo, encontramos un gran esfuerzo y entusiasmo de todos los fieles para llevar adelante sus proyectos. De ahí la lentitud de la fábrica de los templos parroquiales por la pobreza de la población carabobeña; pero esto no impide mantener la preocupación pastoral por atender a las poblaciones distantes a la Iglesia parroquial de Valencia.

     La primera parroquia fundada en el siglo XIX fue la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de Candelaria. En la visita pastoral del ya conocido obispo Martí a la Iglesia Matriz de Valencia, el 23 de abril de 1782, un grupo de fieles, naturales de las Islas Canarias, solicitaba licencia “para edificar un Templo en la misma Ciudad bajo el Titulo de Nuestra Señora de la Candelaria, sin perjuicio del derecho de la Iglesia Parroquial, y de sus Curas; y se facultó al Vicario Foráneo para el Señalamiento del Terreno, y bendición de la primera Piedra[45]. El sitio era llamado toponímicamente Pueblo Nuevo, un vecindario de la Parroquia Matriz de Valencia. Su primer Cura Interino fue Pbro. Francisco Antonio Pacheco. Hubo que transcurrir 65 años para crearse una nueva parroquia, desde el año 1785. La parroquia de Candelaria se erigió el 22 de septiembre de 1847: 

Nos el doctor Rafael de Escalona dean de la Sta. Yglecia de Caracas, Prov[iso]r y vic[ari]o g[ene]ral gov[ernad]or del Arsob[is]p[a]do por el Yllmo señor doctor Juan Ygnacio Fernández Peña y Angúlo dignisimo Arsob[is]po de Carácas y Venesuela... Hacemos saber... hemos mandado  librar el presente despacho... y teniendo precente que el vecindario que se llama pueblo nuevo... há venido á ser tan numeroso... por exceder su numero de seis mil personas... dijo: que á gloria de dios, que en onór de la bienaventurada virgen María que vajo el titulo de candelaria fue invocada por aquellos primeros vecinos pobladores... dividia, separába y desmembraba, como le separa y desmembra de la antigua Yglecia parroq[uia]l de la nueva Valencia la Yglecia de Candelaria, con su territorio avitantes, y sus familias.. y así dividida, separáda, y desmembráda, la eregía y constituia, como erige y constituye parroq[ui]a eclesiástica... á la fabrica de la nueva parroquia administrada por el Ecónomo, ó mayordomo elegido... á cuyo cargo estara el aseguramiento de los capitales y cobros de sus reditos... execcion hecha de la fundación que hisieron don domingo Alfonso Bacalao, y su consorte doña Josefa Sebastiana Bello, por nó pertenecer á la desmembrada parroq[ui]a, aunque es servida en ella, vajo un patronato y llamamiento particular. (…) por el Norte, una linea que se formará de la parte central en la calle del Juncal (actualmente calle 96 Veinticuatro de Junio) prolongandose en direccion recta al Este, y al oeste, hasta encontrar con los que hasta hora han sido limites dela antigua parroq[ui]a y por el Este, Sur y Oeste, los propios que son limites de la dicha antigua parroq[ui]a con sus circunvecinos delos Guallos de la Vicaria de Valencia; Montalban dela Ciudad de Nirgua; Guaiguasa dela de P[uer]to Cabello, y Tinaquillo dela de S[an] Carlos, de suerte que la nueva parroq[ui]a queda enclaváda en la antigua, y ambas en el espacio de dies leguas de oriente á Poniente, y dies y seis de Norte á Sur.


Placa que indica la historia de la Iglesia de la Candelaria (Fuente: YouTube)


    En el eje occidental de Carabobo se crea la Parroquia San Rafael de Bejuma. Cuando el obispo Martí pasó por el eje occidental del Estado Carabobo, el año 1781, sólo existían las Parroquias San José de Canoabo y Nuestra Señora de La Inmaculada Concepción de Montalbán, que pertenecían a la Vicaría de Nirgua. Había, en toda la zona, más de 2.647 habitantes sin distinción de castas. La extensión territorial era inmensa, por lo cual fue necesario desmembrar el sitio de Bejuma de la Parroquia Civil de Montalbán, para elevarlo también a Parroquia Civil, hecho acontecido el 14 de noviembre de 1843. De esta forma, se comenzó a gestionar con los mismos vecinos la construcción de una pequeña Capilla para la celebración de la Santa Misa. Dicha Capilla fue erigida bajo la advocación de San Rafael.

     El 9 de abril de 1849, el Concejo Municipal del Cantón de Montalbán emitió un decreto, por medio del cual conocemos el origen de la Parroquia:

El Concejo Municipal del Cantón Montalbán en virtud de la solicitud hecha por varios vecinos de la Parroquia Civil de Bejuma, jurisdicción del mismo Cantón; acuerda que es de justicia que se erija en Parroquia Eclesiástica la Civil de Bejuma: Primero, porque ella puede subsistir por sí sola sin perjudicar el curato de Montalbán, a que pertenece actualmente, pues las ovenciones de éste sin contar con Bejuma producen mucho más de lo suficiente para la subsistencia cómoda y decente de su cura de almas; segundo, porque varios vecindarios de la Parroquia Civil de Bejuma distan cinco y seis leguas de la Iglesia de Montalbán, separados por caminos fragosos y casi intransitables en la estación de las lluvias, privados por consiguiente de recibir los auxilios espirituales y cumplir sus deberes religiosos; Y tercero, porque la Parroquia de Bejuma tiene más de tres mil habitantes, una iglesia y cementerio, construidos a expensas de éstos, cuarenta y dos casas de sólida construcción y cubiertas de tejas en la población, sin incluir las casas de paja y muchas más en los diferentes vecindarios y campos que encierran sus límites y posee todos los elementos y recursos necesarios para elevarse al rango de Parroquia eclesiástica y sostener con la debida dignidad y decencia al párroco que la administre[46].

Iglesia San Rafael de Bejuma (2016)


    Así ocurrió con el extenso territorio de la Iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario de Güigüe, que era llamada “curato del occidente”, las autoridades eclesiásticas y civiles, siguiendo la costumbre del antiguo Patronato, unirán todos sus esfuerzos para lograr la creación del nuevo pueblo y curato Nuestra Señora de la Sierra de Belén. En el primer Libro de gobierno se asienta: “estas diligencias encabezan este libro de gobierno por creerlas útiles al párroco de Belén á quien las dedica su atento Servidor. A[ntero] Arana[47]. En su folio número 1 puede leerse “Erección en Parroquia eclesiastica de la civil de Belen Departamento Valencia de Estado Carabobo 1,878”. Ese año se decretó la erección de la Parroquia Civil Belén, dado en la sala de las sesiones de la Asamblea Lejislativa en Valencia á 19 de Febrero de 1878. Año 14 de la lei i 19 de la Federación[48]. La nueva Parroquia fue constituida por el Caserío denominado Tacasuruma.  Fueron fijados sus límites, así:

Por el Norte las cumbres altas de la sierra ó cordillera que se conoce con el nombre de Cerro azul i esta figurado en el mapa de Codazzi: por el Naciente i el Sur los mismos que por estos rumbos tenia la parroquia de Güigüe con los Estados Guzman Blanco, Guarico i Cojédes; i por el poniente los que en esta parte separaban á la misma parroquia de Güigüe de los demas del Departamento[49].

     El asiento de las autoridades de esta nueva Parroquia Civil se decretó en el pueblo de Belén, el cual tenía naturaleza ejidal, “que por actos públicos han donado á dicho pueblo el ciudadano Dr. Fabián Avila i su hermana S[eñor]ita Carmen Ávila[50]. El artículo 4° del citado decreto estableció que la nueva Parroquia Civil se inauguraría “el día 19 de Abril del Corriente año”. Falta el folio número 4 de este libro; es lamentable, porque a continuación se observa cierta contrariedad de fecha; en el folio 5 vuelto figura una comunicación del 28 de julio de 1878, donde se expresa: “Los que suscribimos vecinos de la Parroquia de Belen... Constituida desde el diez del mes ppdo en Parroquia Civil”, o sea, que indica como fecha “el diez de junio”, en vez de 19 de febrero, fecha del decreto de Erección, o, 19 de abril, fecha de inauguración. Esta comunicación fue dirigida a Su Señoría Ilustrísima, solicitándole elevar dicha parroquia civil a Parroquia Eclesiástica. E incluso, le sugiere:

Un Sacerdote de virtud evangelica como el Presbitero Pedro Pablo Hernández, que como encargado de la Parroquia de Valencia (fue tachado esto último y colocado entre líneas ‘Güigüe’) asistía en este caserío una ves en cada mes es el que rogamos á S. Sa. Yllma destine á esta. El á mas de haber cumplido el delicado deber de su ministerio nos ayudó en el fomento y adelanto de esta naciente poblacion  y aun hizo donativos  á la Yglesia...[51].

     En el folio número 2 vuelto de este libro, el Pbro. Hernández, cita «El día veinticuatro de Setiembre de mil ochocientos setenta y nueve entré á servir este nuevo Curato... siendo yo el fundador y que cuando levanté esta Yglesia en este campo razo no había ni una pequeña casa en sus alrededores, el día 5 de Agosto de 1873 y celebré la primera misa el día 10 del mismo mes, día del glorioso Diacono San Lorenzo y del mismo año (...) Diciembre último de 1879».

      Nuevamente en el folio número 6, en comunicación dirigida al Ministro de Relaciones Interiores, se menciona “Creada por decreto de la Lejislatura de Carabobo en 12 de febrero del presente año, la parroquia civil de Belen...”. Esta comunicación tiene fecha 1 de julio del año citado, y decía que “dos años hace que nuestros protectores el Señor Doctor Fabian Avila i su señorita hermana segun actos públicos verificados... en 19 de Junio de 1876 donaron á aquella población…, los ejidos precisos para el pueblo...”. Y alegan al ciudadano Ministro del Interior:

Siendo de todo punto imposible, que el cura de Gúigüe, de quien ántes dependia este territorio, pueda auxiliar una parroquia que dista de alli cinco leguas; y á mayor distancia aun de la Villa de Cura, i además animados hoy por la mas plena confianza en el Gobierno puesto que á su cabeza se encuentra el Gran Demócrata cuya única ambicion es la felicidad de los pueblos i el Doctor Villanueva honra y pres de este Estado, ocurrimos á U. Para que... se sirva decretar la ereccion canonica de dicha parroquia[52].
    
      El 4 de diciembre del citado año, el Arzobispo de Caracas decretó:

 ...separamos y desmembramos por el presente auto de la parroquia de Güigüe en el Estado Carabobo la civil de Belen y la erijimos canonicamente en parroquia eclesiastica con el nombre de Ntra. Sra. de Belén que sera la patrona de aquella Yglesia con cuyo nombre  han acordado el donante y los vecinos que se constituya... a la cual asignamos por límites los mismos que se le demarcaron á la parroquia civil de la lejislatura del Estado de Carabobo en su decreto doce de Febrero del corriente año..., á  saber: por el Norte la cordillera de montañas que pasando por el Picacho de Guacamaya la limita de Güigüe: por el Naciente la linea divisoria entre Aragua y Carabobo pasando por la Huerta, Pisa Pasito y Picacho Blanco: por el Sur los límites de Estado Guárico con Aragua y Carabobo; por el Poniente, la cordillera de Montañas llamada  Cerro Azul desde el punto que es limite de Cojedes y Carabobo hasta tocar con Boqueron que la separa de Güigüe[53].

     El Pbro. Hernández fue nombrado Cura Interino de esta parroquia el 18 de septiembre de 1879, según título, emanado del Arzobispo Dr. José Antonio Ponte, y refrendado por el Pbro. Dr. Salustiano Crespo, Provisor, Vicario General y Gobernador del Arzobispado[54]. En una comunicación fechada el 17 de diciembre del año mencionado, enviada al Venerable Cura de la Parroquia por el Pbro. Calixto R. González, de la Secretaría del Arzobispado, cita: “Nuestra Señora de Belén de la Sierra”; desde entonces se ha usado este complemento.

Parroquia "Nuestra Señora del Rosario" de Guigue

    Volviendo al centro de la ciudad de Valencia, a finales del siglo XIX, se crean dos parroquias: San Blas y San José de Valencia En la Visita Pastoral del Señor Arzobispo Dr. José Antonio Ponte a la Parroquia Matriz de Valencia, el 13 de enero de 1883, se hizo constar que “el Sábado veinte, bendijo Su Sría Ylma el Templo de San Blas, construido recientemente, por los esfuerzos del Pro Dr José Gregorio Febres Cordero quien lo presentó a Su Señoria lleno de satisfacción alhajados i ornamentado i todo debido a sus desvelos i perseverancias i a la piedad de su virtuosa familia i a la piedad de los fieles[55].

     El primer Libro de Gobierno, que se encuentra en mal estado por la pésima calidad del material de su manufacturación, fue abierto el 29 de junio de 1885 por el Pbro. Evaristo Montenegro, primer Cura Párroco. En el primer folio existe un esbozo histórico de la parroquia, quizás realizado por el primer Párroco, donde puede leerse lo siguiente:

A principios de este siglo, Allá por los años 3 o 4, existia en esta Ciudad el Pro José Blás Lamas, investido con el honorable cárgo de Inquisidor. Fué él quien espontaneamente cedió un terreno de su propiedad, situado al Este de la población y donde se encuentra actualmente la Iglesia, con el propósito de que le edificaran una hermita a San Blas. El referido terreno se señaló con cuatro zanjas en cuadro que al efecto se abrierón, conservandose hasta el año 64, que con el previo permiso del Ilmo. y Reverendo Señor Guevara y Lira, Arzobispo a la sazón de Caracas y de Venezuela, se dió principio a la fabrica del Templo que vino a ser mas tarde, con el trascurso de los años y tras supremos esfuerzos, la Iglesia que hoy se descubre allí. En el espacio de Catorce Años se hecharon los cimientos, se levantó el prebisterio y parte de las paredes del edificio; quedando así hasta que el Pro. Dr. José Gregorio febres Cordero, vecino también de esta Ciudad y con el conveniente permiso del Ilmo. y Redmo. Señor Dor José Antonio Ponte, Arzobispo entonces de Caracas y de Venezuela, se encargó de continuar la obra comenzada por sus antecesores y de llevarla a feliz término. Trabajando por espacio de cinco años con una esmerada constancia y sin otros recursos para la edificación de la obra, que las limosnas que de puerta en puerta imploraba, pudo, gracias a la Divina Providencia, ponerla en disposición de celebrar en ella todos los oficios divinos. Encontrándose, pues, el interior del Templo en estado conveniente para ser bendito y hallándose en las cercanias de esta ciudad el Ilmo. Señor Arzobispo Dor Ponte, en su Santa Pastoral Visita, se eligió el día 19 de Febrero de 1883 para efectuar tan importante ceremonia. A las 5 de la tarde del día señalado y ante un concurso numerosisimo, bendijo el referido Señor Arzobispo la obra mencionada…Por dos años más continuó el Pro Dor Cordero arreglando el esterior del edificio hasta dejar completamente terminada su fachada, Asi como también alhajado y ornamentado de un todo el templo en aptitud de erigirse en Iglesia Parroquial. Este acto tuvo lugar por acuerdo del Ilmo y Rdmo Señor Dor Críspulo Uzcátegui…y la elección recayó en el propio Señor Dor José Gregorio febres Cordero á quien de hecho correspondía según las leyes canónicas, por haber levantado y llevado a feliz término la edificación de la Iglesia. Habiendo llegado a manos del Señor Pro Dor Cordero el oficio… consultó con su salud, que en esa época se hallaba algo quebrantado, y contestó al Señor Arzobispo exponiendole los motivos que le obligan a no aceptar el Curato. En vista de esto el referido Señor Arzobispo acordó nombrar al Señor Pro (ilegible) Evaristo Montenegro que servía a la sazón la Cura de almas  de la Iglesia Parroquial de Güigüe[56].

         Por la autoridad incuestionable que tiene este texto, conocemos la verdadera historia del origen de esta Parroquia.

         La Parroquia de San José está ubicada relativamente cerca de la Iglesia Matriz de Valencia, al igual que la Parroquia de San Blas, pero para la época se encontraba fuera de la ciudad de Valencia. La Iglesia de San José, según la historiadora Luisa Galíndez, “a principios del siglo decimonono un sacerdote da principio a la fábrica de una ermita en un terreno de su propiedad, que había servido de cementerio de los fallecidos en los caserios Agua Blanca, Hato de Guataparo, El Trigal, Mañongo y Naguanagua. Aún se veían restos casi insepultos sirviendo de pasto a perros y zamuros[57]. Esta autora hace referencia al escritor Torcuato Manzo Núñez, citando:

 El historiador Torcuato Manzo Núñez en su obra “Abrevadero” anota lo siguiente: “... el 25 de marzo de 1814, estando de visita en esta ciudad el Arzobispo Coll y Pratt  inspeccionó la fábrica de la Capilla ‘San José’ y encontró que estaban levantadas algunas paredes de tapia y mampostería con el alto de dos varas; muy pocos materiales existentes y todo cubierto de monte, sin haber persona alguna encargada de su cuidado a causa de que el que lo estaba que era Don Diego Estopiñán, se ha ausentado de esta ciudad[58].

        Nos indica la autora que aquel mismo día libró el Arzobispo un Decreto mandando al Cura y Vicario “que luego que lo permitan las circunstancias que actualmente embarazan el provincial designará persona competente para continuar la obra[59].

        En el tercer Libro de Gobierno de la Parroquia Matriz de Valencia, se asentó, referente a la Visita Pastoral del Señor Arzobispo Dr. Silvestre Guevara y Lira, en fecha 26 de septiembre de 1857, el estado material de la futura Parroquia de San José:

El treinta visitó los Templos de... y San José: ... que también está en fábrica, y es de una sola nave se encuentra adelantado con el Presbiterio techado y enrasadas Sus paredes. Exortó S. Sría. Yllma. á los vecinos de la Parroquia Civil del mismo nombre manifestándoles lo enorme que es la conclusión de dicho Templo para que Sean mejor Atendidas sus necesidades espirituales, y nombró al Pro. Dr. J. A. Uscategui Tesorero Administrador de los fondos que se reunan con las limosnas que se pidan bajo su dirección….[60].

      También, en la Visita Pastoral del Señor Arzobispo Dr. José Antonio Ponte, con fecha 7 de febrero de 1878 “exortó a los vecinos de la parroquia civil del mismo nombre animandolos a concluir definitivamente a dicho Templo para que asi sean mejor atendidas sus necesidades espirituales[61]. En su segunda Visita Pastoral a la Parroquia Matriz, el 13 de enero de 1883, estaba encargado del Templo el Pbro. Dr. Hipólito Alexandre, futuro rector del Colegio Arzobispal de Valencia.

Iglesia de San Blas año desconocido

IV

En cumplimiento del Decreto emitido por el Señor Arzobispo Dr. Críspulo Uzcátegui, fechado el 4 de marzo de 1886, el 8 de septiembre del citado año se dio inicio a la fundación y organización del Colegio Arzobispal de Valencia. Era una obra prodigiosa para la Arquidiócesis de Caracas, pues había un vertiginoso crecimiento poblacional y era necesario cultivar las vocaciones por la escasez de Sacerdotes. Por esta iniciativa, se iba a recibir a todos los jóvenes carabobeños que tuviesen grandes ideales evangélicos, es decir, vocación al Ministerio Sacerdotal.

  En este Colegio Arzobispal fue nombrado como primer Rector, el mencionado Pbro. Alexandre. Para aquel entonces, no había en la ciudad de Valencia un lugar apropiado para dicho fin, pero, como un acto de generosidad del nuevo Rector, se dispuso un sitio al lado de la Cabaña de la Divina Pastora, cabaña que... mejor oigamos las palabras del Arzobispo José Antonio Ponte, en su Visita Pastoral del día jueves 18 de enero de 1883: “la Capilla de la Divina Pastora, construida por el virtuoso sacerdote Dr. Hipólito Alexandre, de su propio peculio i a esfuerzos propios i de su familia”[62]. Como honor muy merecido al ilustre Pbro. Alexandre, transcribimos su propio testimonio:

Como me había sido necesario hacer una fuerte erogación para adquirir el derecho de propiedad sobre el sitio en que debía levantar la ermita, parecía inevitable que hubiese de gravar mis bienes patrimoniales, á fin de adquirir recursos para comenzar la obra. Mas, qué sorpresa para mí!  Qué motivo para admirar y bendecir las vías secretas de la Providencia!  En ese tiempo llega a manos de mi madre una carta fechada en París, en que una persona desconocida anuncia: que por encargo que tenía de su padre, cuando se halló en sus últimos momentos, debía entregar á los hijos del antiguo comerciante de Caracas, Meur. Hyppólite Alexandre, la suma de 8.000 francos;... Quién hubiera podido imaginar que un miembro de la tercera generación del antiguo apoderado de mi padre en París, hubiera de satisfacer una suma ya olvidada…[63].  

   He aquí de dónde nace la construcción del Seminario enclavado en parte del terreno correspondiente a la ermita. Se nombró como Vicerrector de este primer Seminario, al Pbro. Dr. José Gregorio Febres Cordero, y como administrador del mismo al Pbro. Evaristo Montenegro.

     Este primer año escolar se abrió con un pensum sencillo: dos cursos de latín, uno de francés, uno de Solfeo, uno de Religión, uno de Moral y uno de Urbanidad. Ya para el 24 de diciembre de 1886, el Señor Arzobispo Uzcátegui confiere la Prima Tonsura a los jóvenes: Bernardo Hernández y Francisco Codecido González. Luego, al año siguiente, el 20 de marzo se le confirió la Prima Tonsura a los jóvenes: Santos Alberto Nicolay, Manuel Bacalao, César Lucio Castellanos, Ignacio Figueredo, Ramón Chirivella y Felipe Correa. También se confirieron las Órdenes Menores a los Clérigos: Julio Arocha, Francisco Codecido González y Bernardo Hernández. Como podemos notar, por la prontitud de estos jóvenes al recibir las Órdenes Menores, ya existía la formación sacerdotal antes de la fundación del Colegio Arzobispal.

     El 20 de febrero de 1888, el Arzobispo Uzcátegui confirió la Prima Tonsura al joven Crispín Pérez. Es interesante destacar que en este mismo año se iniciaron las clases de Teología Moral bajo la dirección del Rector, con los siguientes alumnos: Julio Arocha, Luis Ochoa, Francisco Codecido González, Vicente Pacheco y Crispín Pérez. El año siguiente, el 9 de septiembre, comenzaron las clases de Filosofía con los siguientes alumnos: Víctor Julio Arocha, Francisco Codecido González, Crispín Pérez, Santos Alberto Nicolay, Manuel Salvador Bacalao, César Lucio Castellanos y José Pasenal Páez. El 29 de julio del mismo año, el Señor Obispo de Mérida, Excmo. Mons. Ramón Lovera, por comisión del Arzobispo, confirió la Tonsura y Órdenes Menores al joven Luis Ochoa; y a los Clérigos Vicente Pacheco y Pedro Chazín, las cuatro Órdenes Menores. Y el 8 de diciembre del año citado, recibieron el Subdiaconado los Menoristas Luis Ochoa y Vicente Pacheco, y las Órdenes Menores: Santos Alberto Nicolay, César Lucio Castellanos, Manuel Salvador Bacalao y Crispín Pérez.

    El 9 de febrero de 1890, el Señor Arzobispo confirió el Subdiaconado al seminarista Víctor Julio Arocha y el Diaconado a los Subdiáconos Luis Ochoa y Vicente Pacheco. En el mes de julio de dicho año, se ordena el primer Sacerdote de este nuevo Colegio Arzobispal ubicado en la Cabaña de la Divina Pastora: el Diácono Luis Ochoa. Este año recibieron las Ordenes, de Diaconado el Subdiácono Víctor Julio Arocha, y de Subdiaconado el seminarista Vicente Pacheco. El 29 de enero de 1891, se le confirió Prima Tonsura a los seminaristas: Tomás Pérez Núñez, Manuel Jacinto Caballero, Pablo Cubas y José Manuel Coronel; y las Órdenes Menores las recibieron los seminaristas Manuel Delpino y Manuel Vicente Almenar. Este mismo año, el 12 de septiembre, se abrieron las clases de griego por el Subdiácono Pedro Alfonzo. El 31 de enero de 1892, recibieron, el Orden Sacerdotal el Diácono Víctor Julio Arocha y el Diaconado el Subdiácono Pedro Alfonzo. También recibieron, las Órdenes Menores el seminarista Manuel Jacinto Caballero, y la Tonsura el Seminarista Manuel Coronel.

    El año siguiente, el 9 de enero, recibieron, el Orden Sacerdotal el Diácono Pedro Alfonzo y el Subdiaconado el Acólito Crispín Pérez. El 28 de julio de 1894, se le confirió la Prima Tonsura a los siguientes alumnos: Rafael Antonio García, José María Nicolay, Pedro Lacarre, Luis Enrique Dolande, Zeferino Pirela Sutil, Manuel Antonio Boggio, Ramón Zapata, Manuel Antonio Pacheco, Lorenzo Felipe Monagas, Pablo Rosendo Ruiz y Francisco Antonio Granadillo (Futuro primer Obispo de Valencia); las Órdenes Menores las recibió Pablo Antonio Cubas, el Subdiaconado lo recibió César Lucio Castellanos, y el Diaconado Crispín Pérez. Éste recibe el Presbiterado el 11 de agosto de 1895. En esta misma fecha recibieron el Orden del Diaconado los Subdiáconos César Lucio Castellanos y Santos Alberto Nicolay. El Diácono César Lucio Castellanos recibió el Orden Sacerdotal el 8 de marzo de 1896. El 20 de junio del 1897, se le confirió el Subdiaconado a Manuel Salvador Bacalao; las cuatros Órdenes Menores a los estudiantes de los Padres Salesianos: Juan Yoghnera, Antonio Mónaco, Pedro Opalski y Enrique de Serrani, y Tonsura a los Seminaristas Sermit Borges, Marcos S. Godoy (futuro Obispo), Martín Gornés, José Tadeo Monagas y Manuel Rivero. El Subdiácono Manuel Salvador Bacalao recibió el Diaconado el 15 de este mismo año.

     Hasta aquí tenemos información del libro de Actas que reposa en el Archivo Histórico “Mons. Gregorio Adam”, que llevó diligentemente el Pbro. Dr. Alexandre, de su puño y letra, hasta el 15 de agosto de 1897. Llama la atención, en primer lugar, el celo que tenía el Arzobispo Uzcátegui por el Colegio Arzobispal, reflejado en sus constantes visitas y en administrar personalmente las Órdenes Sagradas. En segundo lugar, por la abnegación y capacidad pastoral del Rector Pbro. Alexandre. Es importante una nota de alerta y de consejo que deja dicho Presbítero, la cual sirve para todos los tiempos: “Con el fin de que los Superiores que fueren de este Colegio queden alertados para no consentir entre la comunidad jóvenes de carácter turbulento, vano y presuntuoso...”[64].  Finalmente, vemos el aumento progresivo de alumnos entre los años 1886 a 1897, y como fruto de ello son los cinco nuevos sacerdotes, sin contar las ordenaciones posteriores que no aparecen asentadas en el Libro de Actas.
     
    El Venerado Pbro. Alexandre falleció en 1913. He aquí su acta de defunción: “en diez de octubre de mil novecientos trece, yo el infrascrito Cura i Vicario de esta Yglesia Parroquial Matriz de Valencia, hice los oficios de sepultura eclesiástica, con toda solemnidad al cadáver del Pro. Dr. Hipólito Alexandre de ochenta años de edad, h. l. De Hipólito Alexandre i María de Jesús Veroes. Recibió los Santos Sacramentos. Lo que certifico.  Pro. Víctor J. Arocha”[65]. El 9 de octubre de 1913, se publicó un decreto por el cual se permitió la inhumación de su cadáver, en la Capilla de la Divina Pastora de la ciudad de Valencia[66]. El 1 de diciembre, se publicó una resolución por la cual se aprobaron las diligencias practicadas para deducir lo que correspondía a la Renta de Instrucción Pública, en la herencia dejada por el Pbro. Alexandre (líquido de la herencia Bs. 48.798)[67].

    Del Libro de Actas del Colegio Arzobispal que llevaba el Pbro. Dr. Alexandre, que ya hemos mencionado, sólo se utilizaron apenas quince folios de los 280 que contiene el mismo. En este folio número 15 aparece una nota realizada por el estudioso de la historia eclesiástica valenciana, Mons. Gregorio Adam, tercer Obispo de Valencia:

Para el año 1904 fue clausurado este Seminario por disposición del Ylmo. y Reverendísimo Señor Juan B. Castro, Arzobispo de Caracas, decretado lo cual, se emplea su edificio para asiento del Liceo de la Divina Pastora, a cuya iniciación aparece el Dr. Hipólito Alexandre; recibiéndose alumnos internos, externos y seminternos. Le sucede en la dirección el Doctor José de J. Arocha y luego el Pbro. Doctor F. A. Granadillo y por último el Dr. Doroteo Centeno.

     Con esta nota de Mons. Adam, entramos a un segundo período, por llamarlo así, de la formación sacerdotal en Valencia. Es la etapa -como dice el historiador jesuita Padre Hermann González- que se podría llamar el Seminario del Señor Arzobispo Juan Bautista Castro[68], quien fue Rector del Seminario de Caracas durante ocho años, de 1882 a 1890, bajo el gobierno del Ilustrísimo Señor Arzobispo Dr. José Antonio Ponte. Siendo Teniente Provisor (o Vicario General) del Arzobispado de Caracas, pone todos sus desvelos en la apertura del Seminario de esa ciudad. En el año 1900 se proclama un Decreto por parte del Gobierno, donde los Seminarios de Venezuela vuelven a su vida normal y legal. Sin embargo, era un privilegio sólo para el Seminario de Caracas, por cuanto sólo existían Seminarios Menores en el interior del país. De esta forma se centralizó la formación sacerdotal. El Pbro. Castro fue consagrado como Arzobispo Coadjuntor de Caracas el 30 de octubre de 1903.

     Con una Carta Circular, fechada el 17 de febrero de 1905, el Arzobispo Castro solicitaba la contribución para el Seminario. Un seminarista interno tenía un costo de sesenta bolívares. A la jurisdicción de Valencia, que le correspondían la Iglesia Matriz, La Candelaria, San Blas y San José, le tocaba cubrir el costo de un seminarista interno, es decir, aportar la cantidad de sesenta bolívares,  de la siguiente manera: la Iglesia Catedral, veinte bolívares; La Candelaria, veinte bolívares; San Blas y San José, diez bolívares cada una. Otras Parroquias, como San Joaquín, cuatro bolívares; Tocuyito, diez bolívares; Güigüe, cuatro bolívares; Guacara, ocho bolívares; Montalbán, diez bolívares; Bejuma, seis bolívares; y Miranda, cuatro bolívares. Según el Padre Hermann González, en esta etapa “Los alumnos bajaron a 15 en el Mayor en 1909, a 11 en 1910, a 10 en 1911, a 9 en 1912, subieron a 13 en 1913; y a 21 en 1914, cifra que se mantuvo para 1915.  Se llegaba a los mismos números de 1831. El total de seminaristas que pasaron por el Seminario entre 1900 y 1915 fue de 110, o sea un promedio de 7.3 por año. Como se ve un porcentaje muy pobre y desesperanzador[69]. Sería interesante conocer las cifras de seminaristas de Valencia de esta época.

     No podemos dejar de mencionar una fecha inolvidable para la historia eclesiástica de Carabobo, el acto solemne de la Coronación Canónica de “Nuestra Señora del Socorro” de Valencia, el 13 de noviembre de 1910. En Carta Pastoral del Arzobispo Mons. Juan Bautista Castro, del 11 de mayo de 1909, recibía la títulación desde Roma:

El Reverendo señor Víctor J. Arocha, Vicario foráneo en la República de Venezuela, Diócesis de Caracas, ante Nuestro Capítulo, al cual pertenece el derecho y honor de coronar las sagradas Imágenes y estatuas de la Madre de Dios más célebres por la antigüedad de su culto o por la abundancia de los milagros, expuso que desde dos siglos se venera allí una Imagen de la Bienaventurada Virgen María con el título de NUESTRA SEÑORA DEL SOCORRO DE VALENCIA, patrona de la ciudad; y que esta Imagen es muy preclara por la multitud de  sus prodigios y por la gran concurrencia, no sólo de los habitantes de dicha ciudad, sino también de los pueblos vecinos que se acercan a visitarla[70].

     En el marco de esta celebración, se llevó acabo el Primer Congreso Mariano, donde quedó constancia del inmenso amor a la Madre de Dios[71]. Era el punto culmen de la devoción mariana de una imagen que se ganó los corazones de los valencianos y carabobeños, desde la época colonial.
Procesión de la Virgen del Socorro (año desconocido)

V
   
     En cuanto a la creación de la Diócesis de Valencia encontramos varios intentos fallidos. Por el crecimiento económico y social de la ciudad de Valencia; y como hemos visto, por el aumento de las vocaciones nativas, el año 1878 hubo un primer intento de crear una nueva diócesis con el nombre de Diócesis de Carabobo. Sólo existían para este tiempo las Diócesis de Mérida (1777), Ciudad Bolívar (1790), Calabozo (1867), Barquisimeto (1867) y Maracaibo (1867)[72]. Para este obispado el Congreso había elegido al Pbro. Luis Felipe Estévez. Su territorio lo constituirían los Estados Carabobo y Cojedes, y las parroquias de Nirgua, Salom y Temerla, del Estado Yaracuy. Esta diócesis estaba siendo creada por ley del Congreso, en el gobierno del Presidente Francisco Linares Alcántara entre el septenio y quinquenio del dictador Antonio Guzmán Blanco[73]. Leamos su tenor a continuación:

El Congreso de los Estados Unidos de Venezuela, considerando: -1°. Que corresponde al Congreso Nacional decretar la erección de nuevos Obispados á la circunscripción de sus límites, designar el número de prebendas de los Capítulos catedrales que se erijan y arreglar los límites de las Diócesis de la República, de conformidad con el artículo 4° de la Ley de 28 de julio de 1824, sobre Patronato Eclesiástico.-... 3º. Que aun desmembrados de la Arquidiócesis aquel Estado y de la Diócesis de Barquisimeto los Departamentos de San Carlos, Tinaco, Tinaquillo y Girardot y el de  Nirgua, del Estado Yaracuy; y de la Diócesis del Llano, Carabobo, el Departamento Pao de Cojedes para constituir la Diócesis de Carabobo con una población de doscientas veinte mil seiscientas ochenta almas... 4°. Que la erección de la Diócesis de Carabobo es de alta conveniencia religiosa y social, decreta: Art. 1°. Se erige la nueva Diócesis eclesiástica de Carabobo compuesta de los Estados Carabobo y Cojedes y el Departamento Nirgua del de Yaracuy. Art. 2°. Se erige en asiento de la Sede episcopal de la Diócesis de Carabobo la ciudad de Valencia y en Catedral la Iglesia parroquial Matriz de la misma ciudad... Art. 5º... § El Obispado de Carabobo ó los Llanos queda circunscrito á los Departamentos Jiménez, Infante, Cedeño del Estado Guarico; el de San Sebastián y los Distritos San Francisco y San José de Tiznados del Departamento Cura del Estado Guzmán Blanco, y los Departamentos San Fernando de Achaguas del Bajo Apure y Muñoz y Guasdualito del Alto Apure en el Estado Apure y los de Nutrias y Guanarito en los Estados Zamora y Portuguesa... Art. 6°. La presentación de este Decreto para la ratificación canónica, por la silla Apostólica, se hará por el Ejecutivo Nacional de conformidad con el inciso 1°, artículo 6° de la Ley de Patronato; y por el Congreso luego que se apruebe este Decreto, se hará el nombramiento del Obispo que haya de ser presentado al Sumo Pontífice para su confirmación, conforme á la misma ley, y por el Senado y el Ejecutivo Nacional la de los Canónigos respectivos conforme á este Decreto. Dado en el Palacio del Cuerpo Legislativo Federal en Caracas, á 1° de abril de 1878...Palacio Federal en Caracas á abril 26 de 1878… Ejecútese y Cuídese de su ejecución. Francisco L. Alcántara[74].

    Esta plausible iniciativa del Congreso de aquel tiempo surgió sin el previo consentimiento de la Sede Apostólica, aunque el Señor Arzobispo de Caracas José Antonio Ponte[75] consultó al Capítulo Metropolitano sobre esta creación, para los trámites legales, en fecha 29 de mayo de 1878. De esta consulta el historiador Torcuato Manzo Núñez ha consignado algunos párrafos:

Cree el Capítulo muy conveniente la creación de la Diócesis de Carabobo decretada por el Congreso Nacional en sus sesiones ordinarias del corriente año: 1° Porque los pueblos tienen la autoridad espiritual más próxima, siendo el Obispo un tesoro de recursos tanto en lo espiritual como en lo temporal, para satisfacer las diferentes necesidades de la grey, principalmente en la época que se atraviesa en que se ha relajado el resorte de la autoridad y propagado las ideas de los incrédulos modernos; 2° Porque el Arzobispado comprende un extenso territorio incapaz de ser visitado en los lapsos prescritos por el Santo Concilio de Trento, mal que queda remediado con la erección del Obispado de que se trata; 3° Porque los pueblos que quedan comprendidos en la nueva erección tienen todos los elementos necesarios para la existencia del Obispado[76].

    El 30 de mayo del mismo año, el Arzobispo Ponte informaba, en carta a la Santa Sede, de las condiciones geográfica y sociales, así como la conveniencia, para mejor atención de los fieles de la región central. Ni el Gobierno ni la Santa Sede, dieron curso a la aprobación canónica de la erección de la Diócesis de Carabobo. El Delegado Apostólico Rocco Cocchia, decía al Cardenal Alejandro Franchi: “Someto el hecho a Vuestra Eminencia Reverendísima, no sin añadir que en Venezuela reina una escuela, la que enseña que los Obispos los hace el estado, y hasta da a ellos jurisdicción: La Santa Sede no confiere más que el Orden[77]. Esto tenía sus antecedentes, pues los hombres a quienes les tocaría establecer la República en el siglo XIX, tenían como modelo de relaciones entre la Iglesia y el Estado, a una Iglesia patronatista y subordinada a la corona española. Por otro lado las corrientes ideológicas provenientes de la Ilustración, de la Revolución Francesa y del Liberalismo europeo, tendían necesariamente a mantener una concepción subordinadora de la Iglesia al Estado[78].

     El 28 de febrero de 1879, el mismo arzobispo comunicaba al Delegado Apostólico el parecer de Guzmán Blanco, quien “sólo me dijo el General que no convenía el nuevo Obispado, ni el obispo[79].

     El año 1897, vuelve a suscitarse, acaloradamente por la prensa, la cuestión del obispado de Carabobo, erigido por el Congreso según la Ley del Patronato. El Arzobispo de Caracas, Críspulo Uzcátegui[80], considera las poblaciones que comprende este obispado son importantes, que en la actualidad pertenecen a la Arquidiócesis de Caracas y a la Diócesis de Barquisimeto, y añade que la ciudad de Valencia, donde estará la sede episcopal es la segunda ciudad más importante de Venezuela. Entre los candidatos que se asoman por los habitantes de Valencia estará el sacerdote Dr. Francisco Pérez, Vicario Foráneo y Rector principal de la Iglesia matriz de Valencia; el Dr. Villanueva, quien vivió en el destierro por el altercado con el presidente Guzmán Blanco; y el Pbro. Dr. Ricardo Arteaga, contrincante en la sucesión del arzobispo Uzcátegui, de Mons. Juan Bautista Castro[81].
Plaza Bolívar y fachada de la Iglesia Catedral (año desconocido)

     Muchos años después, encontramos otro intento fallido, con la novedad de la supresión de la Diócesis de Maracaibo integrándola a la de Mérida y la creación de la de Carabobo, en detrimento de la de Barquisimeto que desaparecía. El Canónigo Pbro. Dr. Régulo Fránquiz, “Agente Confidencial del Gobierno de Venezuela[82], presidido éste por el General Cipriano Castro, en audiencia concedida el 30 de diciembre de 1905, entregó en Roma, al Secretario de Estado Cardenal Merry del Val, una carta de dicho presidente, presentándole a Su Santidad Pío X el texto de la Ley de División Eclesiástica de agosto de ese año, que contemplaba entre otros aspectos, lo siguiente:

Decreto de 19 de agosto de 1905 que determina la extensión de la jurisdicción eclesiástica de las Diócesis nacionales. El Congreso de los EE. UU. de Venezuela, Decreta: Art. 1º. La Arquidiócesis de Caracas y Venezuela, cuya Sede Metropolitana será Caracas, comprenderá el Distrito Federal, el Estado Miranda, el Estado Aragua y el Territorio Federal Colón... Art. 4º. La Diócesis de Carabobo, cuya Sede Episcopal será Valencia comprenderá los estados Falcón, Lara y Carabobo. § Unico. Para los efectos de este artículo se erige en Catedral la Iglesia Matriz de la ciudad de Valencia... Art. 8º. Los Capítulos de las Diócesis de Mérida, Guayana, Carabobo y Calabozo, se compondrán de la Dignidad de Deán y de las Canongías de Lectoral, Magistral y Penitenciaria y de los Ministros subalternos que se requiera para el servicio... Art. 10. De conformidad con el artículo 6º de la Ley de Patronato Eclesiástico, el Poder Ejecutivo presentará esta Ley a Su Santidad para los efectos allí determinados... Art. 12. Se derogan los Decretos Legislativos de 7 de mayo de 1847, de 26 de abril de 1878, de 28 de marzo de 1875 y de 4 de mayo de 1899 y cualquier otra disposición contraria a la presente Ley. Dado en el Palacio Federal Legislativo, en Caracas, a 18 de agosto de 1905.-... a 19 de agosto de 1905... Ejecútese y cuídese de su ejecución. Cipriano Castro...[83].

     Como escribe el historiador Rodrigo Conde, que “la verdad es que la Ley no tenía mucha razón de ser y hacía unos cambios en los límites diocesanos poco lógicos, por lo que parecía más otro capricho del Presidente que una verdadera necesidad pastoral[84]. De allí en sesión de la Congregación de Negocios Eclesiásticos celebrada el 22 de noviembre de 1906, se acordó emitir un Decreto Pontificio que tuviese cierta coincidencia con las disposiciones del gobierno nacional. Este decreto, redactado por la Sagrada Congregación Consistorial fue retenido hasta que se obtuviese la aprobación explícita del presidente Cipriano Castro[85]. En fin, como dice el historiador citado, “las malas lenguas decían que el proyecto tenía dos intenciones ocultas: vengarse del Zulia por la oposición de su política y nominar a su amigo, el canónigo Ricardo Arteaga, como primer Obispo de Carabobo[86].

     En aquella sesión se buscaba evitar cualquier represalia por parte del gobierno, y el Decreto Pontificio tenía por finalidad, sin mencionar la Ley de agosto de 1905, acoplarse a él en casi todo excepto en que no se suprimiera la Diócesis de Maracaibo, sino que quedaba bajo perpetua administración del Obispo de Mérida, y tampoco se suprimía la de Barquisimeto, sino que se trasladaba la sede episcopal a Valencia.

     Como dijimos anteriormente, en consecuencia de la Ley de 1905, la Diócesis de Barquisimeto desaparecería, constituyéndose la Diócesis de Carabobo, con sede en Valencia. El 22 de enero de 1907, el Canónigo Régulo Fránquiz informaba al Ministro del Interior Dr. Julio Torres Cárdenas, haber hecho la “presentación oficial a la Santa Sede, de la candidatura del Dr. Ricardo Arteaga y Montejo para la Diócesis de Carabobo, nueva y últimamente erigida civil y canónicamente[87]. El Decreto Pontificio sobre la División Diocesana, datado en Roma a fecha 12 de febrero de 1907, continuó retenido. Este no contemplaba la supresión de la Diócesis de Barquisimeto “pues sólo se cambiaba la Sede de Barquisimeto a Valencia y el nombre, Carabobo[88].

      El Decreto Pontificio fue enviado al Arzobispo Juan Bautista Castro, quien lo tradujo y envió al Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. José de J. Paúl, en lo que destaca:

La Diócesis de Barquisimeto se llamaría Carabobo, se le añadía el Estado de ese nombre, se trasladaba la Sede Episcopal a Valencia, en esta Ciudad se erigía en Catedral a la Iglesia de la Virgen del Socorro, y a ella se trasladaba el Capítulo Catedralicio que estaba en Barquisimeto[89].

      En la ciudad de Caracas, el Pbro. Arteaga había difundido la idea que la misión realizada por su amigo el Pbro. Fránquiz había sido un completo éxito, y que la Santa Sede había aprobado íntegramente la Ley de 1905 y que su nombramiento de Obispo estaba en la espera. Con este ambiente se sumaba la turbadora espera de una comunicación oficial de la Iglesia. El 26 de abril de 1907, el Arzobispo de Caracas, Mons. Castro, escribía a la Secretaría de Estado que estaba en contra de la supresión de las diócesis y de la candidatura de Arteaga por no tener cualidades morales y religiosas para el cargo. La Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios se reunió y estudió la carta y decidió en dejar en suspenso dicho nombramiento y proceder a la ejecución del mencionado Decreto Pontificio. 

    Con esto “el General Castro se siente herido en su egolatría ... su candidato episcopal a la Diócesis de Carabobo, antes de Barquisimeto, no había sido aceptado por la Santa Sede, mejor dicho, había sido rechazado...[90]. Eran problemas políticos los que estaban en el tapete. Se pone en evidencia la intromisión más grotesca del Estado en los asuntos de la Iglesia. Recordemos que el presidente Castro se había autocalificado como “jefe del Estado y de la Iglesia”. Aquel Decreto papal se pone en evidencia la supresión de la Diócesis de Barquisimeto y la creación de la de Carabobo. Pero, la Santa Sede ni aprueba la suspensión, ni la creación, sino el simple cambio de residencia de la Sede quedando la Diócesis de Barquisimeto con el mismo territorio.

     Para el cumplimiento de Decreto Pontificio, el Arzobispo Mons. Castro era nombrado Delegado Apostólico “ad hoc” para la ejecución de la misma. Había sido un logro aparente para el gobierno, sin embargo existía inconformidad, pues el gobierno conseguía el traslado de la sede de Barquisimeto a Valencia, pero la Diócesis del Zulia no había sido suprimida, y además no se había aceptado el nombramiento de Obispo del Pbro. Arteaga. El gobierno reaccionó en no dar el veto en cuanto que algunas cláusulas del Decreto papal estaban en oposición a la Ley del Patronato.   

     A principio de 1908, las conversaciones con el Estado estaba estancadas, y la Ley de División Eclesiástica no se había podido ejecutar. El ambiente se torna en amenazas y difamaciones contra el Arzobispo de Caracas. A pesar de los intentos de reconciliación del Estado, a finales de noviembre el Presidente Castro sale del país para ser sometido a una intervención quirúrgica y no regresó jamás a Venezuela. El régimen de Cipriano Castro cayó definitivamente el 19 de diciembre, a través de un golpe de Estado.

      El dictador Juan Vicente Gómez, al llegar al poder, lo primero que hizo fue deshacer el entuerto, anulando la Ley del 19 de agosto de 1905, y presenta para obispo de Barquisimeto, después de diez años de sede vacante, al Dr. Aguedo Felipe Alvarado Liscano[91]. El 4 de agosto de 1909, el Congreso aprobó un Decreto con fecha del 11 de agosto, sobre las nuevas circunscripciones eclesiásticas. Con este decreto se suprimía aquella Ley castrista. Al año siguiente, en julio de 1910, fueron nombrados por el Congreso Nacional, Arturo Celestino Álvarez para la Diócesis del Zulia y el mencionado Álvaro Lizcano, quienes fueron consagrados obispos por Mons. Aversa el 6 de noviembre.   

     En este proceso de lucha de una Iglesia sometida a los caprichos de los gobiernos de turno, por fin llega el año 1922, donde el Congreso Nacional decretó en el artículo 9° de la Ley de División Territorial Eclesiástica:

La Diócesis de Valencia, cuya Sede Episcopal será Valencia, comprenderá el territorio del Estado Carabobo y las parroquias de Nirgua, Salom y Temerla del Estado Yaracuy... Artículo 14. De conformidad con el artículo 5° de la Ley de Patronato Eclesiástico, el Poder Ejecutivo presentará esta Ley a Su Santidad, para los efectos allí determinados... Dada en el Palacio Federal Legislativo, en Caracas, a los tres días del mes de julio de mil novecientos veintidós... en Caracas, a los cinco días del mes de julio... Ejecútese y cuídese de su ejecución... J. V. Gómez[92].
    
      A partir de aquí, el arzobispado de Caracas tendría la plena libertad de organizar los trámites pertinentes para crear canónicamente la futura Diócesis de Valencia. En cuanto a la Iglesia Matriz de Valencia, se busca organizar los bienes, tal como se refleja en el Libro Gobierno 5, donde está asentado el Título Supletorio de Propiedad de algunas fincas (casas) urbanas de esta Iglesia[93], indicando haber quedado inscrito el mismo, en la Oficina de Registro de este Distrito, en fecha 29 de enero de 1921, bajo el número 59, folios 44 al 46 del Protocolo Primero. Las diligencias respectivas para la evacuación de este Título estuvieron a cargo del Protonotario Apostólico Pbro. Dr. Víctor Julio Arocha.

     El 1 de junio de 1921, el Pbro. M. A. Pacheco tomó posesión de la Vicaría del Partido. Hace referencia al inventario por él efectuado, según lo requerido por el Código Canónico y las Instrucciones del Episcopado Venezolano, por lo cual sabemos que la campana estaba rajada; que faltaba el Libro número 24 de Bautismos; que faltaba el Libro 1° de Gobierno, etc. [94]. Esto reitera la importancia de los inventarios.

     El 14 de febrero de 1922, el Pbro. Dr. Gregorio Adam hace constar que bajo la administración del Pbro. Pacheco es vendida la casa situada en la calle La Paz (actual avenida Montes de Oca), denominada Teatro Viejo[95]. La venta se realizó con consentimiento del Venerable Capítulo Metropolitano. El precio de venta ascendió a ocho mil bolívares. El 5 de septiembre del mismo año, se recibió la Visita del Excmo. Mons. Dr. Filippo Cortesi, Nuncio de Su Santidad. El 7 de diciembre realizó su segunda Visita Pastoral, Mons. Felipe Rincón González, Arzobispo de Caracas.[96]. Todas estas visitan se efectuaron en vista a los preparativos para la futura creación de la Diócesis de Valencia.


[1] Sigo el trabajo inédito sin publicar del historiador Nazario Valpuesta, titulado “Narciso Coll y Prat. Arzobispo de Caracas (1807 al 1822)”.
[2] En 1817 el Convento Franciscano recibe el Titulo de Real por parte de la Corona: Cedula concediendole el Título de Real. En 18 de Mayo de 1818. de oficio / El Rey = En Representacion documentada de veinte de Agosto de mil ochocientos diez y seis, solicitó la Comunidad de Religiosos Franciscanos de la Ciudad de Nueva Valencia en la Provincia de Caracas, me dignase conceder a aquel Convento el Titulo de Real, asignandole en cajas reales alguna cantidad por oblata para la celebracion de misas, en atencion a los servicios hechos por sus individuos en el tiempo de las revoluciones de dicha Provincia, oponiendose eficazmente a la declaracion de la independencia hecha por el pretendido Congreso de Caracas influyendo para que aquella Capital se declararse por la justa causa. En su comprovacion  hizo particular exposicion de los trabajos de algunos Religiosos y principalmente de los nombrados Fr. Pedro Hernandez y Fr. Jose Maderos, de los quales el primero fué el que reunió gran número de vecinos para instruirlos de la resolucion acordada por los insurgentes y exortarlos a levantar y seguir el Estandarte de la fidelidad; y el segundo fue condenado a muerte, aunque//Folio 1 vto/ no llegó a ejecutarse, por haber recorrido las ciudades y villa de lo anterior repartiendo cartas y proclamas, a los parrocos en que se les animava a mantener los pueblos de la devida obediencia y resistir a los facciosos; cuyos hechos se hallan calificados por aquel ayuntamiento, añadiendo que proxima a caer la ciudad de Valencia en manos de los revolucionarios emigro la Comunidad a la Ysla de Puerto Rico con tal precipitacion que apenas pudieron salvar las vidas con alguna parte de los intereses del Convento. Ygualmente aseguró mi Real Audiencia de Caracas en el informe conque acompañó la referida representacion no solo la certeza de los buenos servicios de dichos religiosos, sino que eran acreedores a las gracias que solicitavan. Y por cuanto conformandome con lo que en su vista y despues de oir a la Contaduria general y a mi Fiscal, me hizo presente mi Consejo de Camara de Yndias en consulta de 24 de Septiembre del año próximo pasado, he venido en conceder el Titulo de Real al mencionado Convento de Religiosos Franciscanos de la Ciudad de Nueva Valencia. Por tanto quiero y es mi voluntad que en lo subcesivo puede llamarse y nombrarse y se le intitule y nombre Convento Real//Folio 2/ en cuya consecuencia ordeno y mando al Governador y Capitan General de las Provincias de Venezuela, a mi Real Audiencia de Caracas, y demas autoridades residentes en todos mis Reynos y señorios de cualquiera clase o dignidad que sean, guarden y hagan guardar esta mi merced al expresado Convento, sin contravenir ni permitir se contravenga a ella de modo alguno. Y de este despacho se tomara razon en la Contaduria general de mi Consejo de las Yndias dentro de dos meses de su data. Fecho en Madrid a 8 de mayo de 1818 (sic) = Yo el Rey = Por mandato de Rey nuestro Señor = Silvestre Collar = Ay 3 rubricas = Tomose razon en la Contaduria General de America Meridional = Madrid 17 de junio de 1818 = Jose de Texada. (Archivo General de Indias. Sevilla. Audiencia de Caracas. Legajo 4)-
[3] Falleció en Madrid-España, el 30 de diciembre de 1822. Desde el 8 de diciembre de 1816, que se embarcó para España, quedó encargado del Gobierno Diocesano el Dr. Don. Manuel Vicente de Maya. Por Bula del 17 de marzo de 1817 fue nombrado Obispo de Canaten in partibus infidelium y Obispo Coadjutor de Caracas, el religioso Benedictino Fray Domingo de Silos Moreno. Este Obispo no se presentó jamás.
[4] [4] Libro de Gobierno Nº 3. Años 1814-1824.
[5] Ib., folio 1 vto. y 2.
[6] Libro de Gobierno Nº 3, folio 4 vto.
[7] Ib., folios 7 y su vto.
[8]Constituciones del Beaterio de Carmelitas Descalzas y del Colegio de Niñas educandas de la Ciudad de la Nueva Valencia del Rey del Arzobispo de Caracas, formadas por el Ilmo. Sr. Dr. D. Narciso Coll y Prat, su dignísimo Arzobispo, y aprobado por el Rey Nuestro Señor Don Fernando VII. En Real Cédula de 18 de enero de 1817”, Impreso por D. Juan Gutiérrez Díaz, 1818, Caracas.
[9] Libro de Gobierno Nº 3, folios 9 vto. y 10.
[10] Libro de Entierros de Catedral Nº 25-C, Folio 73. In Memoriam de este Ilustre Prelado, transcribo el epígrafe contentivo en una lápida: “pro José Casildo Silva cura y vicario de valencia falleció el 13 de marzo de 1872 á los noventa y un años de edad y á los sesenta y seis de santa consagracion al servicio de la iglesia de Venezuela”.
[11] Libro de Gobierno Nº 4. Años 1826-1890, folio 13 y su vto.
[12] Ib., folio 19 vto.
[13] Ib.  folio 20.
[14] Ib., folio 21 y su vto.
[15] Ib., folio 21 vto.
[16] Archivo Arquidiocesano de Caracas, sección parroquias.
[17] Natural de la ciudad de Mérida, nació en marzo del año 1781. Falleció el 18 de enero de 1849, en la ciudad de Caracas; fue sepultado el 22 del mismo mes.
[18] Libro de Gobierno Nº 4, folio 25.
[19] Ib., folio 27.
[20] Falleció el 9 de diciembre de 1849.
[21] Libro de Gobierno Nº 4, folio 27 vto. y 28.
[22] Ib., folio 28.
[23] Falleció el 20 de febrero de 1882, en la ciudad de Caracas, a los setenta años de edad.
[24] Libro de Gobierno Nº 4, folio 32.
[25] Cf. F. Y. Hernández Peralta, Don Juan Estevan de Figueroa Perez. Preceptor de Primeras Letras. o. c.
[26] Libro de Gobierno Nº 4, folio 33.
[27]En cuatro de Julio de mil ocho cientos setenta y cinco, yo el Cura Ynterino de la parroquia Matriz de Valencia, hise los oficios cantados por mayor, de sepultura Eclesiastica, al cadáver del Presbítero Manuel Clemente Arvide Libro de Entierros de Catedral Nº 26-B., folio 106.
[28] Castillo Lara, L. G., Personajes y sucesos venezolano en el Archivo Secreto Vaticano (Siglo XIX), 60-61.
[29] Cf. Páez López, J., (1998), La Vida Religiosa en Venezuela, Unión de Superioras Generalen en Venezuela, Caracas.
[30] Le fue expedida Bula Papal, por Pío IX, el 28 de septiembre de 1876; se consagró y tomó posesión el 30 de noviembre del mismo año. Falleció en Caracas el 6 de noviembre de 1883.
[31] Libro de Gobierno Nº 4, folio 51.
[32] Ib., folio 76 vto.
[33] Ib., folio 78 vto.
[34] Le fue expedida Bula Papal por León XIII, el 13 de noviembre de 1884; fue consagrado el 22 de febrero de 1885. Murió el 31 de mayo de 1904. Según Mons. Navarro, “veinte años duró el pontificado del Sr. Uzcátegui, pero solo diez y seis fueron los de su personal actividad, pues los cuatro último estuvo inhabilitado por una afección cerebral que le impidió continuar atendiendo por sí mismo el gobierno de la Diócesis”.  Anales Eclesiásticos Venezolanos, o. c. 352.
[35] Libro de Gobierno Nº 4, folio 102.
[36] Ib., folio 106 vto.
[37] Ib., folio 106 vto. y 107.
[38] Ib., folio 112.
[39] Ib., folio 113 vto.
[40] Libro de Entierros de Catedral Nº 28, folio 278.
[41] Para conocer el origen del Colegio Lourdes ver: Dr. Lisandro Lecuna, “Ofrenda al Colegio de Nuestra Señora de Lourdes de Valencia” (1904), Tip. Lizardo, Valencia, Venezuela.
[42] Mons. Adam. “Apostolado Salesiano en Valencia”, en: Boletín de la Diócesis de Valencia, Vol. XX, Nº 104 a 105, Año 1945, pp. 23-24.
[43] Libro de Gobierno Nº 5. Años 1893-1967, folio 6.
[44] Ib., folios 88-89.
[45] Martí M., Obispo, Relación de la Visita General que en la Diócesis de Caracas y Venezuela… o. c., 111.
[46] Manzo Núñez T., Abrevadero II, o. c., 180.
[47] Libro de Gobierno Nº 1. Años 1878-1951.
[48] Ib., folio 2 vto.
[49] Ib., folio 3.
[50] Ib. Los nombrados donantes eran familiares del Pbro. José Cecilio Ávila, nacido éste en Pedernales, Güigüe, el 22 de noviembre de 1786, hijo legítimo de don José Gregorio Ávila y de doña Francisca Antonia Casañas; falleció en la ciudad de Caracas el 25 de octubre de 1833. “La familia Ávila dio siete sacerdotes incluyendo al padre Pbro. José Cecilio Ávila, que al enviudar se dedicó al sacerdocio”. Cf. C. Nadal de Moreno, Memoria I Asamblea Regional Bolivariana –Inicio Año Bicentenario del Natalicio del General José Antonio Páez, Valencia, junio de 1991, 132.
[51] Libro de Gobierno Nº 1, folio 6.
[52] Ib.
[53] Ib., folio 12 vto. y 13.
[54] Ib., folio 14 vto.
[55] Libro de Gobierno Nº 3. Años 1821-1888, folio 79.
[56] Libro de gobierno Nº 1. Años 1885-1928, folios 1-2.
[57] Galíndez L., Historia de Valencia (siglo XIX), o. c. 165.
[58] Ib.
[59] Ib.
[60] Libro de Gobierno Nº 3 de Catedral. Años 1821-1888, folio 32.
[61] Ib., folio 51.
[62] Libro de Gobierno N° 4 de la Iglesia Catedral. Años 1826- 1890, folio 79.
[63] Alaxandre, Hipólito. Apuntes Acerca de la  Cabaña de la Divina Pstora. Valencia, Tipografía del London Bazar, 1887. Pág. 12.
[64] Libro de Actas del Colegio Arzobispal de  Valencia, folio N° 10.
[65]  Libro de Defunciones N° 29 de Catedral. Años 1901-1915, folio 346.
[66]  Gaceta Oficial  de los Estados Unidos de Venezuela N° 12044, de la fecha mencionada.
[67]  Idem. N° 12088, de la última fecha mencionada.
[68] González  H.,  Artículo El Seminario de  Santa Rosa de Lima, ENTRE LOS AÑOS 1856 A 1915. Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Tomo LXX. Caracas, abril – junio de 1987. N° 278.  Pág. 403.
[69] Op. Cit. Pág. 411.
[70] Carta Pastoral del Arzobispo de Caracas, Excmo. Mons. Juan Bautista Castro, sobre la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Socorro.
[71] Ver: Mons. Dr. Cesar L. Castellanos (1954), Primer Congreso Mariano y Segundo Católico Venezolanao, Editorial Venezuela, Caracas.
[72] Cf. González Oropeza H., La Iglesia en Venezuela, en: Q. Aladea – E. Cárdena, Manual de Historia de la Iglesia (La Iglesia del siglo XX en España, Portugal y América Latina), Tomo X, Editorial Herder, Barcelona, 1987, 1140-1157.
[73] Dice el Padre Hermann González Oropeza que «durante el septenio la Iglesia venezolana sufrió quizás la mayor persecución de su historia, no lo fue en virtud de la Ley de Patronato. Guzmán Blanco golpeó a la Iglesia con el capricho de sus decretos, pero no modificó la situación legal existente… ». La liberación de la Iglesia venezolana del patronato, Ediciones Paulinas, Caracas 1988, 35.
[74] Leyes y Decretos de Venezuela: 1873-1878. Serie República de Venezuela. Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Tomo 7, Caracas 1970, 548-549.
[75] Nombrado en el Consistorio de 29 de septiembre de 1876, y consagrado por el Delegado Apostólico, el 30 de noviembre y en dicho día toma posesión. Falleció en 1883.
[76] Manzo Nuñez T., Diócesis de Valencia. (Noticia sobre su Erección y Datos para la Historia de sus Parroquias), Los Obispos 1922-1972, Tomo I, Oficina Central de Información, Imprenta Nacional, 1975, 11-12.
[77] Castillo Lara L. G., Personajes y sucesos venezolanos en el Archivo Secreto Vaticano (siglo XIX), Tomo II, Fuente para la Historia Republicana de Venezuela, nº 71, Caracas 1998, 131.
[78] Cf. González Orpoza H., La liberación de la Iglesia venezolana del patronato, o. c. 34.
[79] Castillo Lara L. G., Personajes y sucesos venezolanos en el Archivo Secreto Vaticano…, o. c., 35.
[80] Electo por el Congreso el 1 de abril de 1884, y consagrado en febrero de 1885. Por perdida de facultades mentales, nombra Provisor y Vicario General a Monseñor Juan Bautista Castro, en 1889. Murió el 3 de mayo de 1904. 
[81] Nombrado obispo Coadjutor con derecho a sucesión, y recibió la consagración en Roma el 6 de enero de 1904, posesionándose como titular a la muerte de Monseñor Uzcátegui, el 3 de mayo de 1904. Falleció el 7 de agosto de 1915, a causa de paludismo, enfermedad que contrajo en el pueblo de Flor Amarillo (Estado Carabobo).
[82] Castillo Lara L. G., El Centenario de la Diócesis de Zulia, Boletín CIHEV (Centro de Investigaciones de Historia Eclesiástica Venezolana), Nº 14-15, Enero-Diciembre 1996, 134. Ver el trabajo excelente del investigador Rodrigo Conde Tudanca, Los primeros orígenes de un Obispado para valencia. Tensiones con la Iglesia Católica ante el intento gubernamental por crear la Diócesis de Carabobo (105-1908), Mañongo, Nº 24, 2006, 41-71.
[83] Leyes y Decretos de Venezuela 1905. Serie República de Venezuela, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Tomo 28, Caracas, 1970, 237-238.
[84] Conde Tudancar., Los primeros orígenes de un Obispado para Valencia… o. c. 44
[85] Castillo Lara L. G., El Centenario de la Diócesis de Zulia, o. c., 147.
[86] Conde Tudancar  R., Los primeros orígenes de un Obispado para Valencia… o.c. 44
[87] Castillo Lara L. G., El Centenario de la Diócesis de Zulia, o. c., 148.
[88] Ib., 151.
[89] Ib., 157.
[90] Ib.
[91] Nombrado por la Santa Sede, el 15 agosto de 1910, con 65 años cumplidos, y gobierna la Diócesis de Barquisimeto hasta el 26 de octubre de 1926.
[92] Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela. N° 14.719. Viernes 7 de julio de 1922.
[93] Libro de Gobierno Nº 5, folios 89 al 91.
[94] Ib., folio 84.
[95] Ib., folios 84-85.
[96] Ib., folio 88.

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